El escritor chileno nacionalizado venezolano estaba grave desde febrero| Falleció el poeta Gonzalo Rojas

El miércoles será el último adiós en el Museo de Bellas Artes de Santiago

Tras encontrarse en un estado de extrema gravedad desde hace dos meses, el poeta Gonzalo Rojas falleció ayer a los 93 años. La muerte del escritor chileno nacionalizado venezolano, se produjo tras sufrir un accidente cerebro vascular en febrero pasado que lo mantuvo en estado delicado por cerca de dos meses, explicó su hijo Gonzalo Rojas-May Ortiz.

El chileno es uno de los más grandes autores latinoamericanos, fue un maestro y un hombre de profundo compromiso social. Las letras están de luto pero el país que lo vio nacer también. Desde hoy Chile está de duelo nacional por dos días, según informó en conferencia de prensa el ministro de Cultura de ese país, Luciano Cruz Coke, quien agregó que Rojas será enterrado el miércoles en la ciudad de Chillán, a unos 450 kilómetros al sur de Santiago.

Las exequias comenzaron el lunes por la tarde en el Museo de Bellas Artes de la capital chilena, donde se realizará una ceremonia el miércoles, donde no se descarta la presencia del presidente Sebastián Piñera quien manifestó sus condolencias a la familia del poeta, reseñó el diario La Tercera.

“Lamentar el fallecimiento de Gonzalo Rojas es algo que esperábamos que ocurriera, pero ahora que ha ocurrido, la verdad es que hay lamentar y señalar que es una gran pérdida para la literatura chilena”, expresó el ministro de Educación de Chile, Joaquín Lavín.

Tras conocer el fallecimiento del autor de La miseria del hombre (1948), la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel aseguró que fue un “maestro de la palabra y un prolífico creador de obras”, reseñó AFP.

“Poeta vanguardista que coqueteó con el surrealismo, fue un maestro de la palabra y un prolífico creador de obras”, recordó Caffarel en un comunicado.

En la misiva añadió que Gonzalo Rojas “representa el inconformismo, la valentía y la búsqueda de nuevos lenguajes que lo convirtieron en uno de los más reconocidos poetas chilenos del último siglo, siguiendo la estela de gigantes como Neruda, Huidobro o Gabriela Mistral”.

DE SU VIDA

El poeta nació en 1917 en el puerto de Lebu, al sur de Santiago, en el seno de una familia minera, ambiente que le inspiró su primer libro La miseria humana (1948). Estudió Derecho en la Universidad de Chile y trabajó como profesor en centros académicos de su suelo natal y también en otros países como Alemania, Venezuela y Estados Unidos.

A partir de 1958, organizó los Congresos de Escritores de Concepción, capital de Bío Bío, donde logró reunir a los principales exponentes de la literatura de América Latina.

Como representante del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, cumplió misiones diplomáticas en China y Cuba. Conoció el exilio tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Durante el régimen de Augusto Pinochet Gonzalo Rojas no dudó en criticar las atrocidades de la dictadura militar. En declaraciones a la prensa en 2008, el poeta afirmó que seguía siendo “siendo fidelista” como como partidario de Allende.

Según la biografía del portal oficial de la Fundación Gonzalo Rojas, en 1975, después de vivir junto a su familia un año en el Báltico, Alemania, llegó a Caracas para trabajar en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos y luego en la Universidad Simón Bolívar. Un año más tarde él, su compañera y su hijo Gonzalo se nacionalizaron como venezolanos. “He tenido el honor de ser ciudadano de la patria de Bolívar, Bello y Simón Rodríguez, verdaderos padres de América”, dijo en alguna ocasión el escritor.

En 1977 se publicó en Caracas su libro Oscuro. Aquél año -junto a Gabriel García Márquez y Juan Goytisolo- formó parte del jurado del Premio Rómulo Gallegos que ese año se le otorgó a Carlos Fuentes.

Regresó Chile en 1979. Tras desempeñarse como docente en Estados Unidos, fue designado profesor emérito de la Universidad de Concepción y se instaló definitivamente en Chile a principio de los años noventa. “Tuvo una tremenda vida”, dijo Rojas-May Ortiz, “fue realmente un privilegio para quienes pudimos aprender a ver y a leer el mundo con él”.

La vasta obra de Gonzalo Rojas incluye los poemarios Contra la muerte (1964), Transtierro (1979), Del relámpago (1981), América es la casa y otros poemas (1998) y Del ocio sagrado (2002). Entre otros reconocimientos, recibió los Premios Reina Sofía de España (1992), Octavio Paz de México (1998) y Cervantes (2003).

“CARTA A HUIDOBRO”

1. Poca confianza en el XXI, en todo caso algo pasará, morirán otra vez los hombres, nacerá alguno del que nadie sabe, otra física en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo mental, no habrá estaciones, con sólo abrir la llave del verano por ejemplo nos bañaremos en el sol, las muchachas perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia de las galaxias y otros nueve por añadidura después del parto merced al crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así las mareas estremecidas bailarán airosas otro plazo, otro ritmo sanguíneo más fresco, lo que por contradanza hará que el hombre entre en su humus de una vez y sea más humilde, más terrestre.

2. Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán las máquinas de la Realidad, no habrá drogas ni películas míseras ni periódicos arcaicos ni -disipación y estruendo- mercaderes del aplauso ignominioso, todo eso envejecerá en la apuesta de la creación, el ojo volverá a ser ojo, el tacto tacto, la nariz éter de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio nos hará libres, no pensaremos en inglés como dijo Darío, leeremos otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco en todas las playas del Mundo, a la altura de la cuarta década se unirán los continentes de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación de mariposa de turquesa, siete trenes pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida.

3. Hasta donde alcanzamos a ver Jesucristo no vendrá en la fecha, pájaros de aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierre del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos testigos de la mudanza, dormiremos progenitores en el polvo con nuestras madres que nos hicieron mortales, desde allí celebraremos el proyecto de durar, parar el sol, ser -como los divinos- de repente.

De Río Turbio, 1996.

T/ Redacción CO-Agencias
F/ EFE
Santiago