Conversaba con un amigo y le decía que me parece un acto distraccionista los supuestos controles que la cadena Farmatodo había establecido para acabar con el bachaqueo y atender mejor a los clientes. Le expresaba que, por ejemplo, colocan un letrero con el que limitan la compra de desodorantes a dos por persona durante una semana. Es decir, si usted se organiza bien y quiere meterse a bachaquero puede comprar 104 desodorantes en un año. Igualito pasa con el resto de productos “controlados”.
La guerra económica ataca al pueblo por la sencilla razón de que la dinámica del sector comercial en el país escapa de las manos del Gobierno Bolivariano, un gobierno cuya estructura orgánica reposa sobre el Estado burgués para más ñapa. Es una dura verdad pero hay que decirlo.
Como la estructura sigue igual, la burguesía parasitaria que está enquistada en todas las instancias de poder privado y público, hace y deshace a su conveniencia, saboteando, interfiriendo, conspirando y, sobre todo, disimulando hacer su mejor “esfuerzo” por sacar adelante a la Nación. Destruyen la economía mientras sonríen y muestran proactividad patriótica.
Si Farmatodo implementó medidas ¿por qué siguen las colas kilométricas en sus establecimientos? ¿Por qué casi nunca se consiguen productos como champú, desodorante, pañales, jabón de tocador, acondicionador, etc? La respuesta es más que obvia, pues su “colaboración” para mejorar la economía del país es una fachada. Las guerras se ganan con base en el engaño y la guerra económica que vivimos no es la excepción a la regla.
Las colas no deberían existir porque responden a la supremacía de la ineptitud gerencial de cualquier establecimiento o al saboteo frontal. Cajas funcionando a cabalidad, software de facturación de última generación, máquinas registradoras modernas, empleados capacitados, supervisores atentos, variedad de formas de pago y demás son medidas que reducen drásticamente el tiempo que un cliente dedica para el pago de sus mercancías.
Nuestro presidente Nicolás Maduro increpó durante su Mensaje Anual a la Nación que lo de las captahuellas está pendiente y seguimos fallando en implementar las soluciones. En definitiva, como al empresario o gerente el servicio no le interesa y el cliente es igual a un primate con billete en mano, la cola no camina.
Farmatodo es simplemente la punta del iceberg. Gran parte del sector privado es enemigo a la Patria. Con el enemigo no se dialoga, debemos asumirlo así y contraatacar ¡Ya basta!