«El problema de la actual Ley de Semillas es que se centra en apoyar a los pequeños productores, lo que es aceptable y es una alternativa, pero en estos momentos de escasez de productos agrícolas debe impulsarse sobre todo a los grandes productores», reflexionó Emmanuel Escalona, representante de Fedeagro.
«Esta ley no contó con las recomendaciones de todos los sectores», agregó este productor, «y debió analizarse bien. Si queremos una autonomía agroalimentaria no podemos pensar solo en pequeña escala. El problema de las semillas nacionales de los pequeños productores es que la cantidad en los distintos rubros es muy reducida, por lo que no satisface la demanda de los grandes productores».
Cito el caso de la papa: «El consumo per cápita en un país como Colombia está en los 30 kilos anuales por persona. En el nuestro estamos por debajo de los siete kilos. En Venezuela se necesitan 600 mil toneladas de papa al año para 30 millones de venezolanos».
Escalona, calculadora en mano, ejemplificó: «Fíjate que llegaron desde Canadá 3.200 toneladas de semillas de papa y faltan por llegar 2.800. Una hectárea necesita dos toneladas para producir de 12 a 13 toneladas. Esto quiere decir que, con estas 7 mil toneladas en semilla, solo se podrán atender 3.500 hectáreas y que producirían para la venidera cosecha apenas 45.500 toneladas. Los productores de semilla nacionales en este momento no creo que lleguen a producir anualmente 1.500 toneladas».
Por otra parte, Aldemaro Ortega, presidente de la Federación Nacional de Productores de Papa y Hortalizas (Fenaphort), dijo que se realizó el pago de 982.564,50 dólares para la importación de un nuevo cargamento por 5.250 toneladas del rubro provenientes de Canadá.
«El barco debe de estar aquí el 30 de enero o el 1de febrero” , señaló Ortega. Representantes de Fenaphort se dirigieron a Corpovex para conocer el status del pago y les informaron que la documentación ya había sido remitida al Banco Central de Venezuela para su aprobación. Estos datos fueron suministrados por El Mundo.
RENTABILIDAD
«Otro problema de la semilla nacional de papa y de muchos otros rubros», sigue su explicación Escalona, «es que cuando las utilizamos varias veces, vamos desgastando su material genético y para producir semillas se necesitan terrenos completamente sanos. Tenemos la ventaja de tener en muchos sitios hasta tres cosechas al año en la papa, pero cuando se va a utilizar esta semilla está contaminada con ácidos, de fertilizantes. Y cuando usamos esa semilla tiene menor capacidad de producción o simplemente no nace».
Recordó que compran la semilla de papa canadiense «porque esos terrenos pasan seis meses bajo nieve y se desintoxican. Ahí existen las cuatro estaciones y en Venezuela solo son verano e invierno. De ahí que esa semilla tiene gran demanda internacional, no solo en el país. No es una cuestión de capricho y gastar divisas por gastarlas»
No se puede negar, dijo, “que el Gobierno está ayudando a los grandes y pequeños productores con la semilla, pero es necesario mantener una política continua de por lo menos una década para autoabastecernos. Sí creemos, en el caso de la papa, que se puede aumentar la producción de semilla, pero es un trabajo que llevaría años. Que se haga, pero sin descuidar la producción a gran escala en este momento», analizó el directivo.
El vocero es uno de los que cree en la autosuficiencia, «pero para caminar hacia allá no lo podemos hacer de un año para otro”. También “una buena producción implica tener agroquímicos, abono y otros insumos. La papa no sale sola del suelo».