El gobierno de la República Helénica analiza este domingo, en sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, el anunciado recorte de 300 mil empleos en el sector público y otras reformas negociadas con organismos internacionales, a cambio de los préstamos.
La administración del primer ministro, Yorgos Papandreu, debe emitir una señal a los emisarios de la troika -Unión Europea, FMI y Banco Central Europeo- que regresaron a Atenas, capital, para constatar el cumplimiento de los puntos pactados, de los cuales depende un rápido desembolso de unos ocho mil millones de euros, del primer rescate aprobado.
El plan de suprimir 30 mil plazas del sector estatal enfrenta varios escollos, pero el principal tiene que ver con los derechos laborales, refrendados por la Constitución griega en cuanto a un empleo de por vida para trabajadores públicos.
Los ministros quieren ponerse de acuerdo en el modo de cómo ejecutar la reducción del aparato con vistas a un austero ahorro de las arcas públicas que permita reducir el déficit fiscal, uno de los problemas más graves de la economía helena, unido a los peligros de quiebra total del país.
El Ejecutivo aseguró recientemente que de no recibir el sexto tramo de ayuda, aprobada en mayo de 2010, la nación incurriría en falta de liquidez para pagar salarios en las próximas semanas.
Para el titular griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, los desembolsos están seguros dado que Grecia adopta «decisiones difíciles y el pueblo griego está soportando una carga grande», afirmó en declaraciones a la prensa, citadas por la agencia noticiosa AMNA.
Es necesario enviar un mensaje claro al extranjero de que Grecia puede y quiere salir de la crisis, subrayó Venizelos al periódico To Vima.El gobierno, reiteró, está dispuesto a soportar la humillación y aceptar el evidente costo político, a condición de que se salve al país.
Las medidas de recortes adicionales anunciadas por Papandreu convirtieron de nuevo a Atenas en el epicentro de multitudinarias protestas en repudio a despidos masivos, reformas lesivas a los trabajadores y a las privatizaciones de empresas públicas.
Junto con empleados del sector estatal y taxistas privados, desfilaron por las calles policías y hasta militares retirados para mostrar su inconformidad con la política económica, dispuesta por el gobierno socialista.