Las poderosas manos que manipulan los hilos que mueven a la extrema derecha venezolana pareciera que quieren forzar, incluso a troche y moche, a que nos sumerjamos en un mundo de simulación, donde desaparecen la realidad pero donde también se esconden esa desaparición, tal como veía el filósofo francés Jean Baudrillard el momento histórico en el cual la llamada sociedad de consumo consume la ilusión.
Nos quieren convencer de la existencia de un presente espectral, una realidad virtual, un simulacro creado por la mediática y redes corporativas al servicio de esas mentadas manos, que buscan que el otro presente, el real, aparezca incierto, elusivo, desmaterializado, tratando así de hacernos creer en la inefectividad de toda oposición a tal “fatalidad”, pues, supuestamente, no tendríamos escapatoria por estar sumergidos, como en verdad estamos, en la incesante corriente de medios digitales, Internet, realidad virtual, y plataformas sociales controladas por los amos de esa extrema derecha.
Lo anterior pudiera esbozar el contexto dentro del cual el Imperialismo estadounidense trata de impedir la voluntad soberana del Pueblo venezolano, impedir su deseo de vivir en paz y tranquilidad, sin injerencia externa, con total apego a la Constitución que libérrimamente nos dimos en 1999.
Es lo que explicaría la conducta golpista de la extrema derecha los días previos y posteriores de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, cuando desconoció violentamente los resultados electorales anunciados por el árbitro legítimo, el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Lo ha denunciado el embajador permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas (ONU) Samuel Moncada como un plan de la ultraderecha subordinada al Gobierno de Estados Unidos para ejecutar un golpe de Estado fascista, preparado con antelación por Washington, que en los días críticos debió cabalgar sobre una explosión social, la cual no se les dio.
Como ya se conoce, pretendieron ocasionar un apagón en el país durante el proceso comicial para publicar resultados forjados en el sistema electoral paralelo que ellos crearon:
“… La verdad oficial iba a ser sustituida por la verdad paralela de ellos, un Estado paralelo creado con un sistema electoral, con un sistema de transmisión”, reveló Moncada, “… el propósito de este sector de la oposición venezolana no fue ganar las elecciones, sino destruirlas. No reconocen las instituciones del Estado, desconocen a toda la República”.
El objetivo principal de esta agresión es debilitar las instituciones de la República, ante lo cual la Patria reacciona firme.
El ministro de la Defensa, GJ Vladímir Padrino López, aseguró que las fuerzas militares y policiales junto al Pueblo movilizado están derrotando ese “golpe de Estado en desarrollo», golpe montado como una gran operación de información, de operaciones psicológicas y de ataques cibernéticos, que son las características de una guerra cognitiva.