Por Carolina Escarrá Gil|Grito silencioso (Opinión)

Aunque he tratado de no escribir en torno a Gaza por razones laborales, me es difícil no escribir, por un lado, sobre la firme postura antiimperialista y sobretodo humanista del pueblo venezolano, donde se ve y se siente el Hugo Chávez que todos llevamos dentro y se confirma la continuación de un legado, no solo en función del III Congreso del PSUV y su rotunda condena al genocidio en Gaza, sino también en la apoteósica marcha y posterior concentración del pasado sábado 2 de agosto en la que ni la lluvia pudo disipar la fuerza y la convicción del pueblo venezolano a favor del hermano pueblo palestino.

Por otro lado, porque luego de la marcha y durante el día domingo compartí con algunos compañeros voluntarios la hermosa labor de recolección y clasificación de donaciones en el centro de acopio ubicado en la Casa Amarilla de la Cancillería venezolana, que por cierto se extenderá hasta el viernes 8 de agosto, donde las ayudas no cesaban de llegar encontrándonos hasta con niños que donaban sus peluches para que acompañaran a los niños de Palestina.

Más allá del genocidio que se está llevando a cabo en aquellas latitudes que parecen lejanas pero están tan a la vuelta de la esquina como una decisión del Departamento de Estado estadounidense o del Congreso de ese país, que dice que no mata, pero deporta a jóvenes y niños centroamericanos que no conocen otro hogar; dona cantidades importantes de dinero para el escudo antimisil israelí, dedica parte de su presupuesto a los llamados “rebeldes” sirios que en realidad son terroristas disfrazados, made in USA, y que evidentemente se les están saliendo de la esfera de control cuando convocan a un Califato.

O, peor aún, cuando su Presidente que parece haber encontrado el premio de la paz en una caja de cereal, justifica el terrible genocidio perpetrado por Israel en la idea de “defensa” de este país frente a una supuesta agresión nunca comprobada, al mejor estilo de la guerra contra Irak y sus armas fantasmas de destrucción masiva en el año 2003.

Mas allá de todo eso, están los seres humanos, los pueblos conscientes, los legados infinitos, los sueños de ver algún día, una Palestina libre, sin ocupación y sin el yugo sionista que tanto ha hecho para callar el grito silencioso de tantos heroes anónimos e inocentes.

cescarragil@gmail.com