No podemos seguir bajo el yugo de la información aislada o incoherente; la brutal guerra económica contra el pueblo exige, demanda, una respuesta en la que prevalezca una comunicación estratégica que vaya a lo sustancial, mas allá de la propaganda, el grafismo y, sobre todo, que supere lo reactivo.
Creemos que el Estado, el Gobierno debe internalizar nuestras asimetrías, el Estado de Excepción -coyuntura- ha dejado intacto a uno de los peores enemigos de la Patria: la plataforma comunicacional controlada por las empresas privadas artífices y cómplices de la guerra psicológica-económica.
Insistiremos en que nuestra comunicación debe problematizar (descubrir las contradicciones), mejorar la calidad de los contenidos. El tema de los monopolios, los oligopolios, la globalización, la geopolítica, la geoeconomía, las vulnerabilidades históricas de la dependencia económica de Venezuela, la cultura del petróleo, los patrones colonizadores del consumo, etc., deben ser temas permanentes para la formación de nuestro pueblo.
Por ejemplo: ¿Cuántas venezolanas(os) conocen que Lácteos los Andes apenas cubre el 14% de la demanda nacional y que el 100% de la pasta -espaguetis- que consumimos es producto de la importación de trigo y que su producción está absolutamente en manos privadas?
Recordemos lo dicho por Eduardo Galeano: las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.
Nuestra comunicación debe ir mucho mas allá de un programa de radio o televisión.