Revolucionando ando por Kenny García|Habla, que no te oigo (Opinión)

Durante su intervención en la mesa de diálogo por la paz, el alcalde Jorge Rodríguez mencionó algo clave cuando explicó que lo único que se le pide a los opositores es que reconozcan al “otro”. Es un petitorio lógico y justo, porque la oposición lo único que ha hecho desde el inicio de la Revolución Bolivariana es obviar, hacer caso omiso e ignorar tanto a su adversario como sus logros, reivindicaciones y conquistas.

La idiosincrasia de la oposición los hace simular civismo, ecuanimidad, tolerancia y disposición democrática ante la política, pero lo que cualquier venezolano constata en el papel es lo opuesto. Su concepción ideológica, que ellos mismos asumen como 100% certera y carente de errores, se cristaliza cotidianamente a través de la intransigencia y la testarudez. Todo aquello que rebata sus argumentos o afirmaciones, no es visto, no es reconocido.

El empeño y la terquedad rigen su accionar. Por eso escuchamos hoy los mismos argumentos utilizados durante más de una década. No hay duda en ellos y proyectan convicción plena a la hora de repetir mentiras. Al no reconocer al adversario, pretenden anularlo. Se levantan como poseedores de la razón y eso los lleva a asumir que el “otro” no debe ser escuchado porque está equivocado.

Como están en lo “cierto”, esta presunción les obstruye por completo la capacidad de reflexión y de reconocimiento de errores. Ellos no cambian el rumbo, y continúan, como el toro embravecido, embistiendo una y otra vez la capa roja que ondea frente a sus ojos. Jamás han reconocido un error, jamás admiten una derrota, mucho menos le dan la razón a un actor político contrario, el chavismo.

Cuando vemos al liderazgo opositor repetir una y otra vez las mentiras que le dan sostenibilidad virtual a su ideario político, económico y social. No cabe la menor duda que tal discurso propagandístico se fusiona con la percepción distorsionada que ellos tienen de la realidad nacional. Es decir, desde hace tiempo ellos han pasado de “decir mentiras” a creerse las mentiras que ellos mismos dicen.

Los vemos sentados en una mesa de diálogo, mintiendo, engañando, dibujando su realidad sin tomar en cuenta al “otro”. Toda Venezuela los ve sentados con un guión en las manos, mostrando buena voluntad, pero pensando, en el fondo: “Habla, que no te oigo”.

@CyberRevol