Encuentro escenificado en el Nuevo Circo|Hace 50 años “Morocho” Hernández hizo historia y ganó el primer título mundial

Este domingo se está cumpliendo medio siglo de una hazaña que marcó el antes y el después de la historia del pugilismo nacional. Un 18 de enero de 1965 en el Nuevo Circo de Caracas, el caraqueño Carlos “Morocho” Hernández se convirtió en el primer púgil venezolano en conquistar una corona mundial cuando derrotó por decisión dividida a Eddie Perkins, y se consagró como campeón welter junior AMB-CMB.

Los aficionados habían quedado insatisfechos luego de los dos fallidos intentos del zuliano Ramoncito Arias de ceñirse una diadema universal contra el argentino Pascual Pérez, el 19 de abril de 1959, y ante el brasileño Eder Jofre, el 19 de agosto de 1961. El triunfo del “Morocho” fue un hecho sin precedentes que por su significado quedó plasmado en el recuerdo del pueblo.

Esa noche el coso de San Agustín estaba a reventar, pagaron entrada cerca de doce mil aficionados y la taquilla sobrepasó los 500 mil bolívares. La empresa promotora fue la de Oscaribarra y el triunfo de “Morocho” le abrió también las puertas a Rafito Cedeño en su rol de apoderado.

“Morocho” debutó en el rentado con un nocaut contra Félix Gil en el Nuevo Circo en enero de 1959, y luego se fue a hacer carrera en La Habana, Cuba, donde logró sobresalir consiguiendo seis triunfos en fila por la vía del nocaut. Allí comenzó su fama de noqueador, de hombre con dinamita en sus puños. Se mantuvo invicto en sus primeras 23 presentaciones hasta que perdió contra el propio Perkins en Caracas, el 12 de junio de 1961.

El día de la pelea fue un lunes. A las 10:15 de la noche los dos boxeadores subieron al cuadrilátero. Perkins lucía una bata blanca con vivos azules. El “Morocho” por su parte subió enfundado en una bata roja. Roja igualmente era la trusa del peleador nativo, en tanto que Perkins vistió un pantalón blanco con vivos negros.

Los jueces fueron Dimas Hernández y Santos Arismendi, y el árbitro Henry Armstrong (en esa época se peleaba a 15 rounds y el tercer hombre en el ring tenía derecho a votar).

Hernández se presentó lento, sin noción de la distancia, durante gran parte del combate sin saber qué hacer ante un astuto Perkins, quien utilizó su rapidez de manos para llegar en muchas ocasiones a la humanidad del criollo, que se veía perdido, sin brújula.

Es cierto que el nuestro tuvo destellos cuando en el quinto asalto explotó una izquierda a la cabeza del estadounidense, pero en realidad fue a partir del undécimo round cuando salió a buscar la victoria por la vía rápida a sabiendas de que no podía hacer nada ante un rival escurridizo, con excelente preparación que había dominado, gracias también a la actitud de réferi Armstrong, quien se hacía de la vista gorda, cuando Perkins se enganchaba al venezolano, cada vez que este iniciaba un ataque.

El momento de mayor tensión se produjo cuando el anunciador Pepe Pedroza dio a conocer la votación. Armstrong 150-139 para Perkins, mientras que Dimas Hernández y Santos Arismendi, anotaron 145-143 y 143-141, respectivamente a favor de “Morocho”. Allí estalló el júbilo en el escenario y todo el país celebraron en grande un triunfo y un título que perdurará en el tiempo.

Mientras la gente celebraba el triunfo en las calles de Caracas y el resto del país, la prensa cuestionó la decisión de los jueces y por semanas fue el tema central de análisis de los especialistas en la materia.

Un rotativo tituló: “Morocho campeón por obra y gracia de los jueces”.

T y F / Líder
Este domingo se está cumpliendo medio siglo de una hazaña que marcó el antes y el después de la historia del pugilismo nacional. Un 18 de enero de 1965 en el Nuevo Circo de Caracas, el caraqueño Carlos “Morocho” Hernández se convirtió en el primer púgil venezolano en conquistar una corona mundial cuando derrotó por decisión dividida a Eddie Perkins, y se consagró como campeón welter junior AMB-CMB.

Los aficionados habían quedado insatisfechos luego de los dos fallidos intentos del zuliano Ramoncito Arias de ceñirse una diadema universal contra el argentino Pascual Pérez, el 19 de abril de 1959, y ante el brasileño Eder Jofre, el 19 de agosto de 1961. El triunfo del “Morocho” fue un hecho sin precedentes que por su significado quedó plasmado en el recuerdo del pueblo.

Esa noche el coso de San Agustín estaba a reventar, pagaron entrada cerca de doce mil aficionados y la taquilla sobrepasó los 500 mil bolívares. La empresa promotora fue la de Oscaribarra y el triunfo de “Morocho” le abrió también las puertas a Rafito Cedeño en su rol de apoderado.

“Morocho” debutó en el rentado con un nocaut contra Félix Gil en el Nuevo Circo en enero de 1959,
y luego se fue a hacer carrera en La Habana, Cuba, donde logró sobresalir consiguiendo seis triunfos en fila por la vía del nocaut. Allí comenzó su fama de noqueador, de hombre con dinamita en sus puños. Se mantuvo invicto en sus primeras 23 presentaciones hasta que perdió contra el propio Perkins en Caracas, el 12 de junio de 1961.

El día de la pelea fue un lunes. A las 10:15 de la noche los dos boxeadores subieron al cuadrilátero. Perkins lucía una bata blanca con vivos azules. El “Morocho” por su parte subió enfundado en una bata roja. Roja igualmente era la trusa del peleador nativo, en tanto que Perkins vistió un pantalón blanco con vivos negros.

Los jueces fueron Dimas Hernández y Santos Arismendi, y el árbitro Henry Armstrong (en esa época se peleaba a 15 rounds y el tercer hombre en el ring tenía derecho a votar).

Hernández se presentó lento, sin noción de la distancia, durante gran parte del combate sin saber qué hacer ante un astuto Perkins, quien utilizó su rapidez de manos para llegar en muchas ocasiones a la humanidad del criollo, que se veía perdido, sin brújula.

Es cierto que el nuestro tuvo destellos cuando en el quinto asalto explotó una izquierda a la cabeza del estadounidense, pero en realidad fue a partir del undécimo round cuando salió a buscar la victoria por la vía rápida a sabiendas de que no podía hacer nada ante un rival escurridizo, con excelente preparación que había dominado, gracias también a la actitud de réferi Armstrong, quien se hacía de la vista gorda, cuando Perkins se enganchaba al venezolano, cada vez que este iniciaba un ataque.

El momento de mayor tensión se produjo cuando el anunciador Pepe Pedroza dio a conocer la votación. Armstrong 150-139 para Perkins, mientras que Dimas Hernández y Santos Arismendi, anotaron 145-143 y 143-141, respectivamente a favor de “Morocho”. Allí estalló el júbilo en el escenario y todo el país celebraron en grande un triunfo y un título que perdurará en el tiempo.

Mientras la gente celebraba el triunfo en las calles de Caracas y el resto del país, la prensa cuestionó la decisión de los jueces y por semanas fue el tema central de análisis de los especialistas en la materia.

Un rotativo tituló: “Morocho campeón por obra y gracia de los jueces”.