Un equipo de investigadores reportó la creación de un plaguicida amigable con las abejas a partir del veneno de una araña de Australia (Hadronyche Versuta), con proteínas de la flor de campanilla de invierno (Galanthus nivalis).
De acuerdo con el estudio, cuyos resultados publicó la revista Proceedings of the Royal Society B, los ensayos revelaron que esa sustancia de origen natural podría proporcionar una alternativa más segura que los tratamientos químicos industriales relacionados con la disminución de las poblaciones de abejas en muchos países del mundo
En los últimos años, las poblaciones de abejas, que son vitales para la polinización de las plantas y por ende para la agricultura, se encuentran en declive en Europa, América y Asia, y los pesticidas industriales están entre los presuntos culpables.
El nuevo compuesto parece proteger a las plantas sin hacer daño a las abejas. Los investigadores dicen que la toxina ataca selectivamente los sistemas nerviosos centrales de plagas agrícolas comunes, como los escarabajos y los áfidos, mientras casi no influye sobre las abejas. Ahora los investigadores planean probar el efecto de ese compuesto en otros polinizadores, como los abejorros y las avispas parasitarias.