Una suerte de «Pompeya vegetal», un antiguo bosque de hace 300 millones de años sepultado por una erupción volcánica, fue hallado en el corazón de Mongolia con los árboles tal como cayeron bajo el peso de las cenizas, con sus ramas aún llenas de hojas.
El hallazgo, anunciado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos (PNAS), se debe a un grupo internacional coordinado por Jun Wang, de la Academia de Ciencias China.
Según los autores, el bosque se formó en un período caracterizado por oscilaciones climáticas y podría ayudar a comprender los antiguos ecosistemas, pero también los efectos del cambio climático sobre la vegetación actual.
Gracias a los fósiles, los investigadores consiguieron reconstruir unos mil metros cuadrados de bosque. El sitio, subrayaron los científicos, es único porque ofrece una suerte de fotografía instantánea del antiguo bosque, ya que la ceniza volcánica cubrió la vegetación en el curso de pocos días y las plantas se conservaron perfectamente, en el mismo lugar donde crecieron.
Fueron identificados seis grupos de plantas, entre ellas coníferas y helechos, y una especie extinguida de pequeños arbolitos llamados «noeggerathiales». El bosque estaba formado por plantas más bajas, como los helechos arbóreos, que constituían una suerte de primer nivel, y otros muy altos, de hasta 24 metros de altura: entre ellos la Sigillaria, ya extinguida, de tronco delgado y copa formada por pocas ramas.