Varias personas resultaron heridas este jueves cuando la policía francesa impidió el acceso de trabajadores a la sede de la empresa Goodyear, que pretende cerrar una fábrica en la norteña ciudad de Amiens.
Los manifestantes intentaron acercarse al edificio donde sesionaba el consejo de dirección de la firma, en las afueras de esta capital, y la policía lanzó gas lacrimógeno para dispersarlos, lo cual dio lugar a un enfrentamiento.
Cinco obreros fueron hospitalizados y las fuerzas del orden público reportaron una docena de agentes con lesiones leves y seis evacuados.
Micka Mallet, delegado de la Confederación General del Trabajo (CGT), dijo que la manifestación tenía como propósito demostrar a la compañía la disposición de los asalariados de mantener la defensa de sus puestos.
Según los propietarios de la filial francesa de la Goodyear, la caída en la demanda de neumáticos los obliga a clausurar la fábrica, pero los sindicatos denunciaron que esa corporación tiene suficientes ganancias a nivel mundial como para solventar sus problemas.
En los últimos meses se realizaron varias negociaciones destinadas a hallar una solución, o incluso, buscar un comprador para salvar la planta, donde trabajan unas mil 200 personas, sin ningún éxito hasta ahora.
La CGT propuso formar una cooperativa con todos los empleados para continuar la explotación de la empresa por su cuenta, pero no han logrado una respuesta positiva del gobierno que debería hacer un aporte financiero.