El coordinador de medidas especiales de la Comisión Presidencial para el Desarme, Reinaldo Hidalgo, destacó este lunes que las políticas de desarme deben estar orientadas, también, a fomentar una conciencia y formación cultural contrarias al uso y porte de armas de fuego.
Entrevistado en el programa Toda Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión (VTV), Hidalgo expresó que “no podemos iniciar ninguna política de desarme o alguna medida que pretenda tener un impacto a corto o mediano plazo, si paralelamente no vamos abordando el tema de una cultura casi universal de la violencia y de las armas de fuego”, subrayó.
Comentó que la sociedad mundial vive una realidad en donde el uso de la violencia se ha magnificado en todos los ámbitos.
“Desde mitad del siglo XX hubo un recrudecimiento de los patrones de violencia en el mundo, que va desde los hechos macro-sociales, como las guerras, hasta la violencia doméstica. Hemos venido asistiendo a una suerte de enaltecimiento de la violencia como patrón de resolución de conflictos y en particular al uso de las armas de fuego como medio, que además empezó a dejar de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismo”, comentó.
Para Hidalgo, el uso y porte de las armas de fuego obtuvo un valor simbólico que hace creer a una parte de la población que tener un arma de fuego es sinónimo de poder sobre los demás.
“Esta simbología es producto de procesos de exclusión social. Por ejemplo, un muchacho que fue excluido de distintos espacios sociales, un muchacho que nació en una Venezuela que no le dio en su momento los espacios ni las oportunidades para insertarse en una política escolar, para desarrollar una identidad que le permitiera ser partícipe de los valores deseables, ese muchacho fue encontrando en la violencia un patrón de respuesta a sus necesidades de autoestima, y en el arma de fuego fue encontrando la síntesis de ese poder, de esos valores que restauraban su autoestima frente a su entorno”.
Por tal razón, indicó Hidalgo que las políticas de desarme y uso de armas de fuego deben ir acompañados de un proceso de construcción de identidad, que permita desmontar esa idea errónea del uso de la violencia y de la tenencia de armas.
Hidalgo resaltó que con esta política de formación se podrá garantizar tener un impacto a largo plazo que acompañe las políticas de desarme, que permitan dar paso a una disminución significativa de la criminalidad y de mayor seguridad en el país.
“Estar armado no es lo mismo que estar protegido”
Reinaldo Hidalgo, explicó que equiparar el uso de armas a la seguridad ciudadana es uno de los principales mitos que alimenta a la cultura de la violencia.
El coordinador de la comisión presidencial explicó que de esta premisa que iguala armas y seguridad se derivan dos escenarios de peligro: si el atacado está armado, su atacante se siente amenazado y la posibilidad de que alguno de los dos dispare aumenta.
El otro caso, fue descrito como violencia-castigo, es decir, el atacante no está armado, mientras que el atacado sí y, en consecuencia, el atacante puede tomar el arma de su víctima y herirlo en reprimenda.
Agregó que la política de desarme, evaluada por la Comisión Presidencial y la cartera de Defensa, tiene una dimensión doble: troquelar las municiones y detectar el recorrido comercial de las armas ilegales.