Carlos Angulo | La historia suena a 4 (Opinión)

Cuando el hambre sea un grafitti en las paredes del estómago

Cuando despertemos silbando para ir a trabajar contra la Patria

Cuando el amor esté al servicio de la demanda del mercado

Cuando la familia sea la célula fundamental del individualismo y el consumo

Cuando el país esté en manos de los negociantes de oficio y aquellos que la otra historia vomita

Cuando solo esté eternizado en los libros

el sistema dominante y los héroes del oprobio

Cuando la soberanía sea el patio trasero

de la injerencia

Cuando un rollo de papel toalé valga

más que la Revolución, una harina sea

más importante que la idea de vivir

como pueblo en cambote, y un grano

de azúcar sea más dulce

que abrazarnos juntos a los

ojos de la victoriosa alegría popular

Cuando la mirada de pobre esconda lo

que somos para adular al poderoso

Cuando orilles tu sueño personal en un billete de lotería para poder alcanzar

los trapos de la alcurnia

Cuando engolosinados se roben todo y corrompan hasta el último aliento de sus miserias

Cuando solo inspiremos lástima y confusión en vez de la dignidad militante

de hacer un mundo donde nos veamos justamente

Cuando tú y yo y los nosotros ya no seamos país, no atinemos el consenso

y la palabra álgida y la brutal ironía y la irrespetada amistad espanten el verso colectivo

Cuando desaparezca de nuestras manos

lo que iba haciéndose real del sueño

y la crisis nos sorprenda solitarios, divididos

y comprados

Cuando el clamor de los excluidos conspire para que el mundo sea lo necesario en cada quien

Cuando el recuerdo se junte con la muerte

Cuando la derrota no incluya la victoria

Cuando el cautivo sea libre en el deseo

del pueblo

Cuando por ahora el saldo acumulado de la injusticia redoble la densidad de la historia para impulsar cumplir un juramento

Cuando ya nadie responda por la palabra

y no quede conciencia de lo que está en riesgo de perderse

Cuando pises los legados y borres por miedo las huellas de los tuyos

Cuando perecer no tenga peso en detener

la globalización de un sentimiento

Y aunque en la vida cotidiana de la gente

ya no suene la canción de su latido

seguimos siendo 4 de febrero en Venezuela

T/ Carlos Angulo