Por Carolus Wimmer|Imperialismo y FIFA (Opinión)

En este mundo multipolar que se está configurando, en gran medida gracias al legado internacionalista de Hugo Chávez, EE.UU. se resiste a perder su influencia en todos los asuntos.

Así tenemos que en el marcado interés de Washington en la investigación penal que se lleva a cabo en la FIFA, organismo rector del fútbol profesional en el mundo, por manejo doloso de recursos, tráfico de influencias y corrupción, no es la suerte, ni el prestigio del “jogo bonito”, lo que le inquieta al imperialismo.

El FBI busca pruebas de fraude en la elección de las sedes de las próximas Copas del Mundo, adjudicadas a Rusia en 2018 y a Qatar en 2022.

Evidentemente, se trata de toda una campaña mediática internacional en contra del presidente ruso, Vladimir Putin, para mermar la influencia de Rusia, que se consolida con fuerza como potencia emergente en esa región del planeta.

Desde Suiza y Reino Unido, se levantan voces que denuncian el “sospechoso” apoyo de los ahora cuestionados dirigentes de la FIFA, para otorgar a Rusia la sede de la próxima Copa. Toda una embestida política en contra de Moscú.

Pero ¿quién le ha otorgado al Gobierno estadounidense la potestad de velar por la transparencia de las reglas que rigen al fútbol?

Sin duda, como lo ha señalado el mismo presidente Putin, se trata de otro flagrante intento de EE.UU de extender su jurisdicción a todos los Estados del mundo.

No se trata de una gesta por la transparencia en las normas del deporte más apasionante del mundo, sino de otra embestida del imperialismo estadounidense para conservar su hegemonía.

@wimmerparlatino