La anulación por China de la exención del IVA del 13% sobre las exportaciones de aluminio y cobre desde el 1 de diciembre siembra inquietud en los mercados mundiales, reporta el portal ‘MetalMiner’. La medida afectaría a los precios de esos metales, especialmente en Europa, que se quedó sin proveedores rusos a raíz de sus propias sanciones, agrega.
Ante la pérdida de aluminio ruso como consecuencia de las restricciones impuestas a Moscú tras el inicio de la operación militar especial en Ucrania, el mercado europeo ha pasado a depender en gran medida de los productos chinos, señala el medio.
En este sentido, destaca la importancia de este gigante asiático para el mercado mundial de estos metales, al que exporta unas 700.000 toneladas de productos de cobre y 5.200.000 toneladas de aluminio, lo que representa alrededor del 12% de su producción total de dichos metales.
Conforme con el artículo, la noticia de la cancelación de la exención ya ha provocado una subida de los precios de la Bolsa de Metales de Londres (LME) de unos 200 dólares por tonelada, mientras que el precio de la Bolsa de Futuros de Shanghái (SHFE) se ha reducido aproximadamente a la mitad.
Según explica el portal, el beneficio para China podría radicar en que los metalúrgicos chinos fijan el precio de sus exportaciones en función del establecido en la LME, y compran el metal primario al precio de la SHFE. Esta fórmula de fijación de precios les permite ahorrar unos 300 dólares por tonelada, «es decir, aproximadamente la mitad del coste de los descuentos por la mejora del delta entre ambas dinámicas», apunta.
Dado que la decisión se tomó poco después de que Donald Trump —que había prometido aumentar los aranceles a los productos procedentes de China— ganara las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el portal menciona a analistas que sugieren que la medida también podría verse como un «ataque preventivo» de Pekín en «una guerra comercial que se avecina».
Sin embargo, prosigue el medio, la interpretación «más plausible» de esta decisión es considerarla «parte de una iniciativa estratégica más amplia encaminada a lograr varios objetivos». Recuerda en este contexto que Pekín ya ha emprendido con anterioridad un apoyo masivo al desarrollo de proyectos de energías renovables, de baterías de almacenamiento y de transporte eléctrico, gracias al cual China se ha convertido rápidamente en líder mundial en estas industrias.
En consecuencia, prosigue, «si una guerra comercial con EEUU y Europa se cierne en el horizonte», reducir el coste de los insumos nacionales (el cobre y el aluminio) para estos sectores en crecimiento, ayudará a estas industrias a hacer frente a los retos previstos y a seguir siendo competitivas en términos de costes, que es «el objetivo de Pekín». Por el contrario, la situación de los compradores europeos sigue siendo poco envidiable, ya que asumirán los daños colaterales, pronostica.
«Los consumidores europeos de aluminio y cobre parecen ser víctimas colaterales y tendrán que adaptarse a la nueva normalidad de depender de una fuente de suministro que no se alinea necesariamente con sus intereses», vaticina.