Guerras del pueblo de Néstor Rivero|In memóriam Tulio Halperin Donghi (Opinión)

Dentro de las leyes de la naturaleza biológica se encuentra la de nacer, vivir y perecer. Y cumplir dicho ciclo en las estrechas dimensiones del mundo que conocemos es un reto que debe ejercerse con la mayor dignidad.

Y eso es lo que ha hecho Tulio Halperin Donghi, eminente historiador argentino cuyos libros han contribuido decisivamente a la formación de conciencia crítica respecto al pasado de Suramérica.

Halperin falleció la semana pasada en Barkeley, Estados Unidos, a la honrosas edad de 88 años, manteniendo hasta el final de sus días la lucidez creativa en tal grado que en mayo pasado presentó una nueva obra y, en imprenta deja otra que seguramente será editada el próximo año 2015 bajo el título Las tormentas del siglo XX vistas por intelectuales rioplatenses. Y ello, pese al Mal de Parkinson que le aquejaba.

Hasta su final permaneció activo en su labor de formar nuevas generaciones de estudiosos del pasado latinoamericano y más propiamente el rioplatense, así como en la de ahondar en explicaciones en torno al pasado inconcluso y deficientemente abordado de la mayoría de los países latinoamericanos y sus procesos políticos, económicos y sociales.

El ocaso del orden colonial en Hispanoamérica es quizá uno de los libros de historia más difundidos en las aulas del pregrado universitario y cursos de posgrado del continente. Con mucho acierto Halperin fue calificado por el editor Carlos Díaz como “el gran historiador de América Latina”.

En esa y otras obras, Halperin logra una concatenación que sorprende y cautiva al novel investigador por su capacidad para dar una visión de conjunto respecto a los procesos que condujeron al cambio histórico en este continente, del estatus de colonia por el de Repúblicas. Allí se ofrece una visión que contempla los factores institucionales de las políticas de los últimos monarcas del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, que afectaron las distintas posesiones de la Corona en el Nuevo Mundo.

Visión de conjunto desde el atalaya de la metrópoli peninsular, así como factores internos en los futuros Estados independientes de esta América Nuestra, cada uno con sus particularidades, y en cuyos territorios ya habían madurado en grado suficiente las fuerzas que disputarían a partir de 1810 el poder a los ejércitos realistas, para imponer la definitiva voluntad de independencia.

Además de Historia de América Latina otras obras relativas al pasado del conjunto continental, Halperin ha dejado una cuantiosa obra dedicada a indagar y dar a conocer la historia de su patria natal, Argentina, en distintos ramos, desde la Colonia hasta el siglo XX.

Sus trabajos contribuyen a la comprensión del tiempo de “crisis del imperio español y los cambios que se produjeron en las regiones que dominaba, con el foco puesto en una élite creada por el movimiento de la independencia y los lazos que estableció con los grupos económicos y sociales del Río de la Plata” [www.laarena.com].

Entre los libros que permiten que, desde otras latitudes, se conozca mejor la patria de los gauchos y de San Martín destaca Guerra y finanzas en los orígenes del Estado argentino (1791-1850). Honra a quien ha dado aportes valerosos para que, desde la diversidad portentosa que somos en distintos aspectos los nativos de Suramérica, nos identifiquemos como mejores hijos de la Gran República de Naciones a que dedicó sus esfuerzos el Padre Libertador Simón Bolívar.

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