Un incendio de grandes proporciones arrasó en los últimos tres días 900 hectáreas de vegetación en el departamento colombiano de Casanare, donde los bomberos son incapaces de sofocar las llamas.
Según informes oficiales, la conflagración irrumpió el jueves en el cerro de Samaricote y afecta ya a cuatro municipios, en una oleada atribuida por las autoridades a la sequía extrema que padece la zona.
De acuerdo con ecologistas, el drama ambiental que nace con un incendio forestal no termina cuando los bomberos y voluntarios logran controlarlo, pues sus consecuencias son incalculables y perduran por siglos en aquellos lugares donde los bosques son devastados por las llamas.
El impacto ambiental es mucho más grave que el drástico panorama de centenares de bosques ardidos, porque el suelo queda estéril, el manto vegetal desaparece casi por completo y es difícil que la flora y la fauna puedan sobrevivir a la catástrofe, añadieron.
Colombia es uno de los países de América Latina donde se resgistra mayor número de conflagraciones. En lo que va de año resultaron seriamente dañados más de 20 departamentos y 40 municipios del país.