La vieja prédica de que sólo el sector privado es el garante de la productividad de una empresa y de toda una nación, es derribada con hechos concretos, y con números en mano, por los trabajadores y las trabajadoras de Industrias Diana, empresa rescatada por el Gobierno Nacional en el 2008.
Para el vicepresidente de la República, Elías Jaua, Industrias Diana (ubicada en Valencia, Carabobo) es una muestra de que el proceso de nacionalización y recuperación de fábricas tiene su razón de ser. “No es una política caprichosa. Esta empresa estaba en la quiebra, y sus trabajadores han logrado levantar la producción en 30% el año pasado, y van hacia un 60% en el 2010”.
“Estamos ante una evidente construcción del socialismo, y la nacionalización como parte de esa política. En la medida en que el capital, es decir, la empresa privada, se coloque al margen de la ley, quebrante los derechos laborales o desmantele las instalaciones, el Estado Bolivariano y los trabajadores recuperarán los espacios”, advierte Jaua.
VISIÓN SOCIALISTA
El también titular de la cartera agrícola destacó que el proletariado es el que produce, y no los burgueses. “Los capitalistas administran, generalmente desde Caracas, desde las oficinas, y usufructúan las ganancias. Pero los que están en las líneas de producción, los que saben cómo se produce y qué se produce, son las trabajadoras y los trabajadores”.
La primera acción del Gobierno, al recuperar una empresa, es crear el Consejo de Trabajadores, espacio en el cual aportan sus experiencias y sus saberes. “Cuando a ellos se les libera de la explotación, despliegan todas sus capacidades, toda su voluntad, pues están al tanto de que vivimos en el fragor de una batalla de ideas”.
En ese sentido, Jaua indicó que se ha regularizado la situación laboral en las empresas; los empleos están a salvo y se han mejorado sus condiciones de faena También las tercerizadas y los tercerizados sintieron las ventajas, ya que pasaron a ser personal fijo de la empresa procesadora de aceites y grasas.
“Con Diana se demuestra que cuando el Gobierno revolucionario asume las empresas que el capitalismo ha abandonado, las lleva posteriormente al máximo de sus capacidades productivas”, insistió.
Actualmente, los productos de la empresa socialista benefician a más de 1.175.000 de personas al mes en el país.
GRANDES DIFERENCIAS
Para Industrias Diana, mostrar los contrastes entre el modelo capitalista y el rumbo socialista resulta un deber impostergable. Y unas de sus cartas de presentación, para mostrarla a “los paladines del libre mercado y de la empresa privada monopólica”, es su capacidad de producción. Se trata de “un antes y un después con marcado antagonismo”, refiere Ángel Orsini, gerente de esta empresa.
“Antes de ser tomada por la Revolución, en la planta se elaboraban unas 200 toneladas de rubros al mes. Ahora, se producen 4.750 toneladas mensuales de margarina, aceite, manteca y jabón para el pueblo; eso, gracias a los trabajadores con su moral y su conciencia de clase. Ellos sacaron a esta empresa del hueco donde la sumieron los ricos”.
Antes, los sueldos alcanzaban únicamente para sobrevivir. “La mayoría de los venezolanos sufrieron eso en la Cuarta República, cuando esta gente (la oposición) mandaba. En épocas pasadas botaban a la gente de sus empleos y ¿quién salía a proteger al trabajador? La derecha no defiende a la clase obrera. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Ellos defienden sus ganancias y su explotación”, reflexiona Orsini.
El sueldo mínimo que se paga en Diana es de 1.433,00 bolívares, lo que supera el salario mínimo nacional de 1.223,89 bolívares.
Julio Bolívar, quien forma parte del departamento de Desarrollo Social, aclara que en la Diana socialista aumentaron los puestos de trabajo.
“Antes de ser del pueblo, la industria vieja tenía 471 puestos. En estos momentos aumentamos a 580 (entre la planta de Valencia y las sucursales en todo el país). Tal dato refleja el compromiso de la revolución con el trabajo, y no con el dinero”.
“Con la administración burguesa, no existían los cestasticket. Aplicaban aquello de que si había comedor, no había beneficios extra. Con la transformación de la empresa, además del cestaticket se cuenta con un comedor de excelente calidad, y con productos Diana para llevar a casa. Tenemos un Pdval para llevar lo mejor a nuestros hogares”.
LIBERACIÓN
Julio Bolívar piensa que todavía hay gente que ve a través de los ojos del viejo modelo capitalista; para él, es como “mirar a través de ojos muertos”. “Ahora, los millonarios están ‘pataleando’ por el avance que ha tenido el pueblo y la Revolución Bolivariana, especialmente a través de Industrias Diana. Pero indigna observar a los explotados por los burgueses defender ese sistema depredador”.
“Nosotros como trabajadores estamos logrando el avance hacia el socialismo. Yo los invito (a los que laboran en empresas privadas) a que vengan a ver esta realidad, pues la verdad es revolucionaria. Aquí tenemos las misiones Robinson, Ribas y Sucre; 95 personas estamos estudiando. El socialismo es eso; satisfacer las necesidades humanas, y el conocimiento es fundamental para lograr la libertad”, acota.
Aleida Bolívar, trabajadora de Diana, asegura que antes, cuando la lógica capitalista gobernaba, no existía libertad de expresión; las voces del proletariado, para defender sus derechos, eran calladas “a sangre y lágrimas”.
“Hoy tenemos participación en todas las decisiones. Incluso, estamos en la mesa de trabajadores, que ya es una tremenda experiencia colectiva. Percibimos nítidamente el cambio que hay que explicar a todo el mundo, especialmente a quienes no confían en este proceso”, recalca.
COMUNIDAD ADENTRO
Gabriel Zambrano, trabajador, expresa que las comunidades ahora tienen un punto de referencia y encuentro. Antes era imposible “esta apertura hacia el pueblo”.
“De todos los sectores adyacentes, y más allá, vienen ahora a compartir con la masa obrera; todo, para impulsar el Poder Popular que pregona el comandante Chávez”.
Las comunidades se benefician por las constantes ventas de los productos Diana directamente y sin intermediarios. “Llegan personas de los Consejos Comunales a solicitar apoyo en las jornadas alimentarias; siempre, pues es el deber de una empresa socialista, son atendidas sus necesidades”, asegura.
REORGANIZACIÓN
El vicepresidente Jaua explica que los productos elaborados por Industrias Diana “no sólo van a las redes del marcado capitalista, en las que generalmente se especula con la producción, sino que se avanza hacia la distribución con las redes sociales y las del Estado, como los mercados Bicentenario y Pdval, entre otros”.
“La meta es que incluso la producción primaria -el aceite de palma, el aceite de girasol- proceda de unidades socialistas, con los campesinos organizados”, detalla.
La idea es que los envases de plástico y las cajas de cartón “también sean aportados por empresas con las mismas características, aguas abajo y aguas arriba, que permitan ir creando verdaderos injertos revolucionarios en cada una de las cadenas productivas. Con ello, construimos la hegemonía socialista sobre el sector privado”.
El Vicepresidente anunció que en los próximos días comenzará un método de distribución directa con los Consejos Comunales que posean proyectos de panadería, a fin de que puedan contar con la materia prima a un precio de costo, y mantener los precios justos y accesibles del pan para todo el pueblo.
Destacó que Industrias Diana pasará a la Corporación Venezolana Agraria, para integrar de manera coherente los procesos productivos. “La idea es que todas las empresas socialistas no dependan de ningún actor privado”, recalcó.
SALA DE ADIESTRAMIENTO
Libia Núñez, integrante de la gerencia de Talento Humano (anterior Recursos Humanos), resaltó la función del centro de formación técnico y sociopolítico Simón Rodríguez, inaugurado el pasado miércoles por el presidente Hugo Chávez.
“Es único en su género”, afirma, y formará a trabajadoras y trabajadores, pero también, a las comunidades. “Se trata del cambio de las estructuras y los códigos vigentes. Se debe profundizar la ideología revolucionaria y las distintas experiencias en el mundo para avanzar en la construcción del nuevo hombre y la nueva mujer”, refiere Núñez.
En el centro se aprende el proceso tecnológico y productivo de la industria. Los trabajadores con más experiencia dentro de sus áreas dictan clases y comparten sus experiencias.
La lideresa celebra el cambio. “Ahora sí se puede hablar de Simón Bolívar, de Antonio José de Sucre, de José Martí, del Che Guevara y Carlos Marx ¿Cuándo se podía hacer esto libremente sin que no tuvieran los trabajadores una persecución por parte de los patronos privados?”
INVENTARIO SOCIALISTA
La empresa socialista Diana ofrece varios rubros que son distribuidos al pueblo a precios justos, sin la ganancia para la acumulación de capital, y sin explotación de las trabajadoras y los trabajadores.
-La línea de aceites comestibles “Diana” (vegetal y de soya) de 1 litro, de 1,8 litros, de 5 litros y a granel.
-La línea de margarina “La Estancia”, de 500 gramos, 1 kilo y 5 kilos; con o sin sal.
-La línea de manteca “Aura”, con la presentación de 15 kilos.
-Los jabones Carey (Bebé, Fresh, Floral, Lavanda y Tradicional), Soya RBD y Palma RBD.
VOCES DEL PUEBLO
María Otaiza: Tengo 17 años laborando aquí, y es ahora cuando estoy segurísima de que no me van a botar. Aquí me tratan muy bien, a pesar de la edad, y me siento útil. Antes sí tenía la angustia de encontrarme a un gerente malhumorado que me sacara de inmediato. No pasó conmigo, pero vi a muchos compañeros, durante la época de la antigua Diana, a quienes los echaban a las calles sin derecho a reclamo”.
Pedro Hernández: “Deberíamos darle la mayor difusión a esta experiencia que es como vitamina para tomar aire y decir que sí se puede. Los fatalistas, los que pensaron que no podíamos vivir sin el explotador, como si nosotros no tuviéramos manos y cerebros para laborar, se ‘cayeron de un coco. Si yo no apoyo esta forma de liberación de los trabajadores, estaría traicionando a mis hijos, a mis nietos. Nos resteamos con el comandante Chávez, y que cuente con que seguiremos produciendo soberanía alimentaria y soberanía humana”.
Claudia Orsini, integrante del centro de capacitación Simón Rodríguez: “Este es un logro doble, pues al principio nos preguntamos cómo cambiar la filosofía de Diana; primero, por la problemática que arrastraba, y segundo, con el agravante de estar donde se encuentra una de las oligarquías más recalcitrantes del país. Las preguntas eran muchas. Pero fueron superándose poco a poco, y lo que hay que resaltar es que la conciencia de clase, cuando es asumida por los trabajadores, es indetenible. Pero sin la inspiración y el apoyo del líder de esta revolución, el comandante Chávez, no estuviéramos en esta empresa”.