El asesor del Líder Supremo de la Revolución Islámica de Irán para Asuntos Internacionales, Ali Akbar Velayati, ha acogido con beneplácito la formación de un gobierno de unidad nacional en Irak, a pesar de los intentos de los enemigos para desintegrar ese país árabe.
En una rueda de prensa celebrada este sábado en la capital iraní, Teherán, el alto funcionario ha resaltado y calificado de “muy importante” la decisión del ex primer ministro iraquí Nuri al-Maliki de renunciar a su cargo y reconocer a Haidar al-Abadi como su sucesor.
“Pese a la intención de los enemigos de Irak para impedir la celebración de elecciones y descuartizar el país, los suníes, chiíes y kurdos se unieron contra esta conspiración y, finalmente, fueron elegidos un presidente suní para dirigir el Parlamento, un presidente kurdo y un primer ministro. Esto fue muy importante”, ha recalcado.
El también jefe del Centro de Investigación Estratégica del Consejo del Discernimiento del Sistema de la República Islámica de Irán ha catalogado de “crucial” el hecho de que las autoridades iraquíes hayan llegado a un acuerdo sobre la necesidad de un gobierno de unidad nacional para superar los problemas del país.
“Ahora que el pueblo iraquí ha demostrado su apoyo a la integración del país, tenemos más confianza en el futuro de Irak”, ha explicado.
El veterano político kurdo Fuad Masum fue elegido presidente de Irak el 24 de julio, mientras otro reconocido político, el suní Salim al-Yaburi ocupó el cargo del presidente del Parlamento del país, el 15 de julio.
A su vez, el día 14 de agosto, Nuri al-Maliki con el fin de preservar la “unidad” y la “estabilidad” de Irak renunció a su cargo y reconoció a Al-Abadi, designado el día 11 como nuevo jefe de Gobierno de Iraquí por el presidente de Irak.
Desde el pasado 10 de junio, el territorio iraquí es escenario de actos terroristas y desestabilizadores, protagonizados por miembros del grupo baasista-takfirí Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL o Daesh, en árabe), los cuales han acabado con la vida de más de 2000 personas, en su mayoría civiles, además de obligar a otros miles a abandonar sus hogares y buscar refugio en otras regiones.