Jackson Gutiérrez romperá un récord con el estreno de cuatro películas en seis meses

Unas seis películas estrenadas en circuitos comerciales de cine y cerca de 33 producciones para televisión y plataformas digitales es el saldo de Jackson Gutiérrez en un lapso de 18 años de trabajo. Por si eso fuera poco, en 2022 el realizador venezolano busca convertirse en el único cineasta en el mundo en estrenar en la gran pantalla un total de cuatro largometrajes de ficción en tan solo seis meses.

La primera en la lista, Azotes en llamas, está programada para estrenarse en las principales ciudades del país el próximo 16 de junio. La segunda, La toma, llegará a las salas oscuras justo un mes después, el 15 de julio, mientras que Inocencia tiene su debut previsto para el 22 de septiembre, para finalizar, el 11 de noviembre con La vida es una película, esta última en codirección con su esposa Yiusmelis “Lilo” Delgado.

Más allá de establecer un récord, con estos múltiples estrenos Gutiérrez pretende demostrar “que sí se pueden hacer las cosas cuando uno se lo propone. Nos hemos levantado desde abajo. Incluso a pesar de la pandemia nos hemos propuesto trabajar, echarle ganas al asunto”, reveló el director al Correo del Orinoco.

Trabajo acumulado

Por supuesto, no se trata de cuatro largometrajes de ficción que se hicieron simultáneamente, sino de trabajo acumulado que no se pudo estrenar justamente por la pandemia.

La primera de todas en orden de realización es La toma, que se grabó en 2019, quedó un rato en reposo y cuando iba a pasar a la etapa de postproducción se decretó la pandemia. El material quedó engavetado sin siquiera editar.

En el momento de reposo, en diciembre de 2019, cursó el momento de producción de Inocencia y cuando se terminó llegó el momento del confinamiento masivo. Para el realizador, como para buena parte de la población mundial, la situación causó un caos, no solo laboral sino también emocional.

A esto se sumó una pérdida que sufrió su esposa a los tres meses de gestación. Se trasladaron a atravesar el duelo en una casa familiar en valles del Tuy, “no sabíamos qué hacer, el impacto de la pérdida (más el confinamiento) fue algo muy fuerte”, contó el realizador.

Agobiados por la situación, no pudieron contener más la inquietud y Yiusmelis “Lilo” Delgado se empeñó en hacer la miniserie Azotes de barrio para trasmitirla vía YouTube, en el canal del realizador que cuenta con unas 360 mil suscripciones.

En breve, celebró Gutiérrez, la serie logró un flujo aproximado de entre 300 a 400 reproducciones en una semana y en vista de la necesidad del público de recurrir al entretenimiento telemático para mitigar el agobio de la pandemia, decidieron regresar a Caracas para comenzar a grabar La vida es una película, aún en plena cuarentena.

Rodaron en el barrio La Alcabala, de Petare, con el apoyo de la comunidad y la policía del municipio Sucre “que nos dejó trabajar, hacer cine”, a pesar de las restricciones sanitarias. A juicio del director, el trabajo en ese momento era de gran importancia, especialmente para ofrecer alternativas a esas personas que tenían en YouTube y otras plataformas digitales una forma de mitigar el impacto anímico y emocional del confinamiento.

La última y la primera

Más adelante, en atención al éxito de la miniserie Azotes de barrio, Rodríguez tuvo la idea de hacer Azotes en llamas, una propuesta que, como el seriado de corta duración, es una producción colectiva realizada con el esfuerzo y aporte económico de un grupo de entusiastas que incursionaron por primera vez en el área audiovisual por medio de en un taller práctico de Cine Guerrilla, preparado por Jackson Films.

Específicamente, los participantes en la miniserie que sirvió como taller se sumaron en el largometraje de ficción a un grupo de actores profesionales entre los que se cuentan Marco Moreno, William Goite, Irvin Coronel, Wilmer “Coquito Machado” y Juvel Vielma, con los roles protagónicos del propio Jackson Gutiérrez y Yiusmelis Delgado.

En palabras del propio director, Azotes en llamas es una historia de amor y venganza con mucha acción. De acuerdo a la sinopsis el filme cuenta la historia de Gambao (Jackson Gutiérrez), un mototaxista, y su pareja Diana (Yoleidra Tavio), mujer emprendedora que se dedica a vender ropa desde su casa. Ambos viven una vida tranquila hasta que Stefany (Yiusmelis ”Lilo” Delgado), una amiga de juventud de Diana, se obsesiona de amor y deseo por ella. La felicidad de la pareja heterosexual despierta su odio y desata una guerra.

Gambao es arrastrado a una vida que jamás pensó vivir solo por defender su dignidad de hombre y proteger al amor de su vida.

La verdadera historia

Sin embargo, Azotes en llamas no es propiamente la última. En realidad, recordó el realizador, esta película es una especie de remake de una producción que realizó en 2017 bajo el título Caracas en llamas. Fue una historia que él quiso protagonizar para tener como contrafigura a Laureano Olivares. Inclusive, se llegó a rodar.

“En ese momento yo tenía convenio con un canal de televisión y como siempre ocurre cuando hay cambios de directiva, ocurren también cambios generales y la data de la película se borró”.

Sin tener ningún respaldo, Gutiérrez se decepcionó un poco y continuó con otros proyectos. Luego, durante la pandemia, retomó el proyecto, pero ya Laureano Olivares no estaba en el país y pensó que sería muy difícil conseguir una contrafigura como ya la había hecho el mencionado actor.

Al final de una cadena de eventos, el camarógrafo César “Moñoño” Castro y su asistente de dirección Claudimar Guzmán le sugirieron incorporar el elemento lésbico en la historia, lo que, en opinión del director, acentuaba aún más su estilo cinematográfico.

El más viral

En la actualidad, Jackson Gutiérrez es el director de cine venezolano con mayor presencia en las redes sociales. Sostiene que es el único realizador que goza prácticamente de la misma popularidad que un actor de alta exposición, al punto que en ocasiones ha tenido que abandonar centros comerciales por el revuelo que provocan sus seguidores en las distintas redes sociales.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Archivo CO