Se trata de un documental del descubrimiento|Joaquín Cortés muestra la cotidianidad en el río Apure

El realizador prepara su próximo documental Un bongo remonta el Arauca

El fotógrafo y cineasta Joaquín Cortés presentó ayer a la prensa su película Hombres de Arena, ganadora en la categoría de Corto o Mediometraje Documental Nacional en el Festival de Margarita 2010, aunque el realizador prefiere hablar de “cine del descubrimiento”. Hoy se estrena en la sala de la Cinemateca Nacional del Museo de Bellas Artes, a las 7:00 pm.

Hombres de Arena trata de la cotidianidad de José Gallegos y su familia, en San Fernando de Apure. Gallegos se dedica, entre otras tareas, a sacar arena del río Apure, en faenas que pueden durar hasta 12 horas de trabajo, de ahí el nombre de la película. “Extraen la arena del fondo de río, lo que también es beneficioso para éste por que se draga. Es un trabajo ancestral, de generación tras generación”, dijo Cortés.

La película que tiene una duración de 20 minutos, se rodó en la comunidad de Isla Elba en el río Apure, que en época de invierno queda aislada por tierra. Cuando se retira el agua, se hacen labores de agricultura, pero también se pesca en el río, y como comenta Cortés, cada miembro de la familia, a excepción de los muy pequeños, hacen alguna labor para la familia. Así, Mercedes la esposa de José Gallegos, teje chimchorros y los niños ayudan en diversas labores. Una de las impresiones que puede llevarse el espectador es justamente la del trabajo continuo y necesario para la sobrevivencia.

El cineasta prefiere hablar “cine del descubrimiento” cuando se refiere a su propuesta documentalista. “Aquí se trata de que los espectadores formen su propio criterio; a mí no me gusta imponer, quiero que el documental despierte la propia conclusión del espectador”, explica Cortés.

“No hay un guión porque estoy descubriendo al personaje y su situación, y me complace trabajar así”, afirma.

Para el cineasta el abordaje es lo “más importante” lo que no quiere decir que en la propuesta de documental del descubrimiento, “uno camina por un lugar, descubre a alguien y decide hacer una película”. Aunque tampoco se trata de hacer una preproducción que sea una camisa de fuerza. Explica Cortés que escoge a la persona o personas protagonistas de su documental y busca que se sientan cómodas con él, “y eso lleva más tiempo que la filmación”. Dice que no hay un plan de rodaje estricto, sino que simplemente llega al lugar y comparte con las personas, y procura que la cámara “pase lo más desapercibida posible”, de modo que no sea un obstáculo entre ellos y él. Agregó que “el tiempo es algo sumamente importante, no hay que apurar nada, que ellos sientan que es normal que yo esté allí con ellos. Eso no se puede manipular ni fingir. No se puede fingir una relación de simpatía”, acota el creador.

“Nunca hago indicaciones, nunca los dirijo; estoy presente y busco la manera de traducir eso”. “Si hago alguna indicación no es algo que va a incidir en el contenido de la película”, asevera. “Elijo temas que me resultan agradables de hacer en el sentido que me enamoro del tema, de los personajes, y en el amor no se debe mentir y yo trato de ser lo más sincero posible”, comenta el realizador.

Atrapado por el Llano

Joaquín Cortés (1938) ha tocado el tema del llano anteriormente con la película El domador (1979). Cuenta que lo primero que lo atrapó del llano fue la película de Elías Marchelli, Llano adentro (1958). “Me atrapó el contexto físico, no el tratamiento que hizo de los seres humanos, porque eran como de clichés”. Luego vino otra película de Marchelli, Séptimo paralelo, que lo dejó “atónito”. “La película es extraordinaria. No he visto nada igual en cuanto al cine que registra la naturaleza”, aseveró. Vino entonces El domador, seguida por Caballo salvaje (1983), un largometraje de ficción, recreado en el escenario llanero.

Pronto emprenderá un nuevo proyecto sobre el llano que lleva por título la primera frase de la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, Un bongo remonta el Arauca, que será un documental para mostrar lo que sucede en las orillas de este río. “Se trata de los bongos que recorren el Arauca hasta desembocar en el Orinoco, y en ese viaje suceden muchas cosas interesantes y vamos descubriendo en las orillas del Arauca, la vida que allí se genera”. Explica que su intención es rescatar el valor del bongo para los ríos apureños.

T/Florángel Gómez
F/Héctor Rattia -Cortesía