El 18 de noviembre de 1868, a sus 84 años, fallece en El Valle, Caracas, el prócer de la Independencia José tadeo Monagas. Para ese tiempo ejercía por tercera vez la Presidencia de la República, a la que arribó como líder la Revolución Azul, que desplazó a Juan Crisóstomo Falcón
PASTOR Y GUERRERO
José Tadeo Monagas creció en las tierras que su padre administraba en los alrededores de Maturín, por lo que se acostumbró a la dura faena del arreo de ganado. Su bautismo de fuego lo recibió, con el grado de alférez de caballería el 13 de febrero de 1913, en Lucas del Pao, bajo las órdenes de Manuel Villapol. También luchó en .las dos batallas de Matutrín de ese año; y en la acción de Cachipo donde fue vencido José Tomás Boves.
En 1814 combatió en Bocachica, en la primera de Carabobo y en el desastre de La Puerta, donde fue herido en la mano. Acompañó a Bolívar en la Emigración a Oriente. En la derrota de Aragua de Barcelona, recibió un balazo en la rodilla y otro que le arrancó del pecho la Cruz de los Libertadores. Peleó en la acción de Maturín de 9 de septiembre de 1814, y el 9 de noviembre en Los Magüeyes.
En Urica, el jefe patriota José Félix Ribas organizó dos cuerpos élites de caballería, denominados ‘Rompelíneas’, con los oficiales de mayor prestigio dentro de la fuerza patriota. Al frente del primero estaba Antonio Zaraza, y del segundo, José Tadeo Monagas. De esto habló el propio Monagas: “…Ya encendido el combate se ordenó que los dos cuerpos ‘Rompelíneas’ cargaran el ala derecha del enemigo, lo que ejecutamos…al momento todos fueron muertos y dispersos. Cuando Boves vio que su fuerte columna era envuelta, salió de su centro precipitadamente”.
REBELDE PRO-BOLÍVAR
Antecedió con acciones militares en Guayana a Carlos Manuel Piar y a Simón Bolívar. Y para 1818 era uno de los jefes de la vanguardia del Ejército Patriota que al lado del Libertador marchó a tomar el centro del país. El 1° de octubre de 1821 el Libertador lo ascendió a General de División.
A raíz de la separación de Venezuela de la Gran Colombia, en 1830, Monagas se declaró en rebeldía y proclamó la reconstitución del gran Estado creado por Bolívar. Emprendió la llamada Revolución de las Reformas, pero la fuerza de las circunstancias se impuso y y aceptó los términos del decreto de José Antonio Páez en El Pirital.
Páez y Monagas eran valerosos lanceros, de fuerte personalidad e indiscutibles héroes de nuestra Guerra de Independencia. Pero los separa una diferencia abismal: mientras el primero puso su prestigio y espada al servicio de la oligarquía conservadora, Monagas inició desde la Primera Magistratura, en 1847, su separación de es bloque de poder, que lo había apoyado en su aspiración presidencial, especialmente Páez, el gran elector.
MONAGAS ANTICONSERVADOR
La reforma legal de 1849, que eliminó la pena de muerte por hechos políticos y el castigo de someter a prisión a quienes no pagasen sus deudas, auténticos resabios de la alianza entre conservadores y estamentos feudales, restableció la “espera de los deudores morosos”, que evitó el riesgo de la ejecución inmediata de hipotecas, establecida por los ideólogos conservadores.
Estas medidas se hicieron posibles gracias a la voluntad de Monagas, quien respondía a capas sociales y políticas distintas a los importadores, prestamistas y casas importadoras, si bien que por su parte era gran poseedor de tierras en Oriente. La política monaguista fue enfrentada arma en mano por los conservadores, cuyo principal jefe seguía siendo Páez, quien se alzó en armas y fue derrotado, hecho preso y desterrado en 1851.
El restablecimiento de “la espera” según lo recuerda José Gil Fortoul “fue considerada como atentatoria a intereses de sus súbditos [por] representantes diplomáticos de potencias europeas” (Historia Constitucional de Venezuela)
De allí que puede afirmarse sin temor a equívocos que Monagas personificó en la Venezuela de mediados del siglo XIX, el enfrentamiento directo contra el modelo de la oligarquía conservadora, que se expresaba en la alianza entre casas comerciales extranjeras, comerciantes importadores criollos, letrados de la reacción y generales devenidos en gendarmes de dicha hegemonía continuista.
EL FALIBLE JUICIO HUMANO
“A 84 años alcanzó la duración de su vida, y de ellos 54 fueron de constante lucha; de manera que al alzarse su generoso espíritu hasta aquel de quien todo emana, bien habrá podido decir como el Apóstol Pablo ‘he peleado larga y fuerte batalla”agregando que lo hiciera a la sombra de las banderas que tuvo por dignas io que así las considerara el falible juicio humano.
(…) Una posteridad próxima estudia el proceso y forma su opinión hasta que al fin viene la historia y falla en definitiva, grabando su sentencia en aquellas páginas de bronce contra cuyo eterno pregón nada pueden los intereses subalternos ni las pasiones sombrías del drama que ya ha terminado” [Ramón Azpurúa, Biografías de Hombres Notables de Hispanoamérica, Tomo III].