Me intrigó el mitin bravucón que se disparó Lorenzo Mendoza rodeado de sus empleados.
También la imprudencia del cardenal Urosa de ponerle condiciones a un diálogo donde el Vaticano está presente.
Me recordaron cuando mi madre decía que nos aprovechábamos de las visitas para desatar nuestras travesuras. “Ustedes se aprecian cuando hay visita”, decía.
La Polar y el prelado quieren aprovechar la presencia en el país de los mediadores para cantar como gallos giros. Mira, pues.