Si la derecha hirió de muerte al referéndum al convocarlo con un sospechoso retraso de cuatro meses, el clamoroso fracaso de la “tomita” de Caracas le dio la extremaunción.
Los llamados ”moderados” botaron la bola al proponerse una concentración de un millón de personas que no llegó a 30 mil, mientras los ultraguarimberos rodaron en Caracas, Madrid y Miami al ser abortados sus planes golpistas.
El 1-S se convirtió en el réquiem del revocatorio y no por culpa de las rectoras del CNE.