El haber obtenido hace dos años el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos le permitió a Eduardo Lalo hacer de Puerto Rico un asunto sobre el cual no es posible mirar a un lado. Pero también, ratificar el valor de la cultura puertorriqueña, rica e influyente.
En el ámbito literario, el escritor trabaja en varias cosas. La que está más avanzada es un ensayo llamado Intemperie.
-Ya no la novela…
-Es una cosa curiosa, porque sí, yo he escrito dos o tres novelas, pero es un género que ha dejado de interesarme. Cuando estaba escribiendo Simone yo decía “bueno, este es mi último, esto quiero acabarlo porque se me va a morir en una gaveta”. La novela sí me gusta, pero algunas editoriales han banalizado el género. El ensayo es un espacio extraordinariamente creativo. Yo tengo total libertad de hacer lo que yo quiera en la página. Hay ensayos que contienen poemas; que son ensayos fotográficos, que están llenos de obra gráfica, que hay cosas escritas a mano.
-¿Intemperie está listo ya?
-No. Está bastante avanzado; a lo mejor de aquí al fin de año ya lo puedo enviar al editor. Es un texto sobre la brevedad. Yo creo que la mayor parte de los libros, si les quitas 100 páginas, serían mucho mejores, incluyendo grandes y admirados libros.
Lalo también tiene en proyecto un ensayo fotográfico, con imágenes que no respondan a las cinco W del periodismo (qué, quién, cómo, cuándo, dónde), sino “que sean lo que realmente es una foto: un enigma”. Con esas fotos quiere comunicar “la complejidad de la realidad”, y mucho más.