Las corporaciones se robaron el periodismo

Toda censura es un irrespeto, una violación a la libertad de pensar y expresarse; esto es obvio y absolutamente intolerable para un profesional de la comunicación.

La nueva agresión que ejecuta la Corporación Facebook contra la página de la web árabe de la Agencia de Noticias Sputnik en esa “red social”, el bloqueo “por motivos de seguridad durante unos días” de un contenido valioso e importante para el usuario de este “servicio”, dista mucho de ser una conducta ética para con sus suscriptores.

Curioso es que se tomen medidas tan extrañas cuando se arriesgan a ser cuestionados y perder credibilidad ante millones de suscriptores de países como Egipto, Siria, Irak, Palestina, Líbano, Túnez y Rusia, además de provocar la disminución del promedio de visualizaciones diarias y mensuales que cuentan con una considerable y certificada cifra de visitantes únicos.

Las agresiones permanentes de la red social Facebook hacia muchos de sus usuarios, con medidas arbitrarias e inconsultas formar parte de sus “políticas editoriales”, particularmente cuando los temas no convienen a los intereses de sus socios, financistas o feudos. Y particularmente, porque ya es del dominio público el asesinato del Teniente General Qasem Soleimani, orquestado desde Estados Unidos, por mandato de Donald Trump, como él mismo lo declaró, desde su arrogancia obscena. Asimismo, también es ya conocido que la producción de la vacuna Sputnik V, generada por Rusia, ha sido abordada como parte de la agenda política de Guerra Fría y no como un tema de salud púbica mundial.

Ahora bien, ¿no pecamos de ingenuos al esperar conductas equilibradas de corporaciones que nos empeñamos en considerar medios de comunicación cuando es sabido que estas empresas fungen de departamentos de propaganda para estas enormes transnacionales que hoy por hoy manejan a los Estados y a sus gobiernos?

Es hora de enfrentar, desde todos los países, una realidad irrefutable: nos robaron el ejercicio honesto del periodismo y como es imposible que nos lo devuelvan, como tantas veces lo comentó nuestro periodista insigne Earle Herrera.

¡Este es el momento de abordar la batalla de crear nuestras plataformas propias, libres e independientes!

Somos testigos de que en casi todos los gobiernos del mundo entero el derecho al ejercicio de la democracia y la libertad de expresión ya pasaron a ser una aspiración fantasiosa mientras la canalla mediática mantiene un control férreo de los contenidos que circulan por sus canales.

T/ Cristina González
crisgquintana2@gmail.com