Son Mondongo, un grupo musical de San Agustín, puso la guinda a la celebración del Día de las Madres en los cálidos y acogedores espacios de Pdvsa La Estancia con un ramillete de sones y boleros, además de una exposición artesanal
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Al ritmo musical de Son Mondongo, una agrupación de San Agustín que promociona a este sector caraqueño como “la parroquia cultural de Venezuela”, un nutrido grupo de madres, muchas de ellas ya abuelas, celebraron efusivamente su día entre bailes y cantos en los espacios de este acogedor centro cultural de la petrolera venezolana, ubicado en la zona de Altamira. Fue un día para compartir y disfrutar batiendo la palmas de las manos, recordando aquellas viejas canciones de letras sugestivas como “contigo quiero escaparme con la luna, cuando la noche muere”, o “tengo el alma libre para amar”.
En parques y otras zonas de Caracas igualmente se festejó el día; algunos aprovecharon para comprar el regalito de última hora, o el ramillete de flores o un detalle sencillo para homenajearlas.
Jesús Guzmán, miembro de Son Mondongo, anunció ese regalo o fiesta de sones y boleros dedicado a las madres en su día. Agregó que igualmente contarían la historia musical de esta popular barriada caraqueña, cuna de un poderoso movimiento sonoro de fuerte contenido popular, cuya fama ha trascendido las fronteras capitalinas. Incluso, explicó por qué ese nombre de Son Mondongo, que sabe a sancocho de fin de semana.
“El mondongo recoge una cantidad de condimentos, de especias, verduras, que se le echan y eso se convierte en una sopa con un sabor exquisito. Eso somos nosotros. Hacemos diferentes géneros musicales, los mezclamos y lo que sacamos a relucir es el sabor que tenemos en San Agustín, que es el mondongo”, señala Jesús Guzmán, quien propuso a sus compañeros ponerle el nombre al grupo de esta delicia sopera. De allí nace esta propuesta de Son Mondondgo.
“El mondongo tiene cosas que nos incitan a nosotros”, dijo igualmente Guzmán al parlotear con el público.
Quienes se acercaron ayer por las hermosas instalaciones de Pdvsa La Estancia se encontraron además con una variada exposición artesanal, entre ellas la exhibición Tripeando, de coloridas piezas hechas con tripas, como carteras, bolsos, pulseras, collares. Igualmente pudieron disfrutar de tortas, arepas, jugos y otras exquisiteces culinarias. En una de las mesas se exhibía el letrero “Mi mamá siempre tiene la razón”.
Además de la animada velada musical con Son Mondongo, muchos visitantes disfrutaron de la extensa zona verde y de los jardines que rodean las instalaciones de esta antigua hacienda.
Morjorie Molina, una joven que ayer vino con su hijo a disfrutar de un día diferente, manifestó su complacencia por la actividad montada por la dependencia cultural de la empresa petrolera criolla.
“Agradecemos a Pdvsa La Estancia por siempre estar planificando actividades para el pueblo y hoy en especial para las madres, que, aunque se debe celebrar todos los días, es una fecha en que particularmente se realza la labor que las madres hacemos todos los días por nuestros hijos y los nietos”, señala Marjorie.
Dice que su madre vive en Maracaibo, y que cuando estaban pequeños se levantaban temprano y le decían: “Mamá, quédate en cama. No hagas nada, nosotros nos encargamos del desayuno. Se lo llevábamos a la cama, inventábamos canciones. Le entregábamos el regalo que hacíamos en la escuela. Era un día dedicado totalmente a ella como reina de la casa”.
Lliana Arvelo de Ribas dijo sentirse feliz en La Estancia, a donde concurre cada vez que se programa una actividad. Confiesa que es muy alegre y que disfruta una enormidad bailar. La vitalidad se la atribuye a su condición de vegetariana. Dice que deja a su familia cocinando, se viene a bonchar a La Estancia y en la tarde regresa a comer.
“Con mucho amor y mucho cariño para todas las madres del mundo. Les deseo a mis hijas lo mejor del mundo. Las adoro. Vivo con paz y amor. Bailo todos los días. No fumo, no tomo, lo que me gusta es puro bailar. Ese es mi hobby. Siempre vengo para acá, a la plaza Bolívar, a la plaza El Venezolano”, expresa.
Inés Matos reitera la premisa de que el Día de la Madre se extiende a lo largo de los 365 días del año.
“No es solo alegrías. Eso es es lo que nos diferencia de los demás seres, porque las mamás tenemos alegrías y tristezas y tenemos que sonreír aunque haya tristeza o las vicisitudes que existan en el mundo”, señala.
Alaba la labor cultural y de esparcimiento que desempeña La Estancia; nunca le ha fallado.
“Me encanta bailar”, confiesa, “y sé que siempre aquí voy a poder encontrar la música, sobre todo la de nuestro país, aunque con todas sus vertientes, porque es nuestra, porque la tocan nuestros músicos. La Estancia es un remanso, es sinónimo de antiestrés, de tranquilidad, de paz, de sorpresas con estos emprendedores que están aquí. Son emprendedores que luchan por dar valor a su país”.
Parroquia cultural
Las madres y las abuelas con condiciones vocales aprovecharon la oportunidad de participar interpretando sus canciones o boleros preferidos. Muchas trajeron la banda instrumental o pista sonora.
“Y los que quieran bailar, pueden hacerlo”, anunció Jesús Guzmán.
Guzmán expuso que las madres hoy mayores de 50 años, nacidas en los 60 del siglo pasado, disfrutaron de toda una época de oro de la música popular. Ayer saborearon aquellos boleros de siempre y bailaron charanga.
Son Mondongo está formado por el propio Jesús Guzmán y Miguel Fagúndez, Iván Mendoza, Orlando Martínez, Isidro Galindo, Iyuber Ramírez y Martín Mata.
“Como grupo tenemos diez años”, detalla Guzmán, “pero tenemos toda la vida en el barrio. Es un concurso de todos los que de una u otra manera hacemos música y lo relacionamos con todo lo que hicieron antes. No somos un grupo formal. Nacimos con una propuesta para acompañar a boleristas, profesionales o no, en algo que llamanos en San Agustín La Noche de Bohemia, en la que se celebra el santoral de San Agustín, todos los 28 de agosto; lo organiza la Calle de los Niños”.
Guzmán ubica a San Agustín mas allá del ámbito musical y asegura que “somos la parroquia cultural de Venezuela”.
Cuenta que parte de la historia de San Agustín gira alrededor del rescate del Teatro Alameda. Por este teatro, inaugurado en 1943 por Héctor Monteverde, pasaron figuras artísticas y del canto como Benny Moré, Alfredo Sadel. la Tongolele. Posteriormente las instalaciones quedaron abandonadas. Hasta que la comunidad decidió rescatarlo.
“El rescate del Teatro Alameda fue en el mes de abril del año 2004. Luego, en acuerdo con la alcaldía de Caracas, Fundapatrimonio lo rehabilita tratando de conservar la estructura original. Lo regenta o coordina Fundarte, pero todo el personal es de San Agustín. Hay un sentido de pertenencia. Antes de que la alcaldía llegara ya nosotros estimábamos ese teatro como nuestro”, relata Guzmán.
Entre las cualidades que hacen de San Agustín una referencia entre las barriadas caraqueñas indica que se trata de una parroquia solidaria, con mucho amor, sabor, y que ha dado muestras importantes, no solo a nivel musical, sino en el espacio de otras expresiones culturales.
Sus habitantes la reconocen como una parroquia afrodescendiente, a tal punto que el presidente Nicolás Maduro anunció, el Día de la Afrovenezolanidad, la creación de cumbes educativos de paz y libertad, una propuesta que nace de la Unidad Territorial Integral de Educación Bolivariana de San Agustín y del gabinete de Cultura.
“Nosotros no solamente nos hemos dedicado a hacer música o a bailar, a cantar, sino que hemos hecho propuestas no solamente en Venezuela sino en el mundo. Tenemos representantes en el mundo no solo en la música, sino también en la danza y en diferentes artes. Somos la única parroquia, modestia aparte, que hemos recibido el premio del Parlasur, que se entrega a individualidades, pero hemos sido la única comunidad que lo hemos recibido en colectivo. Nos nombraron la fiesta de San Juan Bautista de San Agustín como Patrimonio Nacional. Tenemos muchas cosas que hemos aportado al país para merecernos el título de parroquia cultural de Venezuela”, insiste Guzmán.