Al menos cuatro colombianos murieron como resultado de los copiosos aguaceros que castigaron a varias regiones del país durante la pasada semana, las intensas lluvias ocasionaron inundaciones, perjuicios en cultivos y bloqueos en carreteras, precisaron expertos.
Las víctimas residían en el departamento de Boyacá, cercano a esta capital, cuyos vecinos sufren aún las secuelas derivadas del desbordamiento de varios ríos, confirmaron funcionarios a cargo de las tareas de prevención y salvamento en declaraciones a Caracol Radio.
Según las primeras versiones, dos de los fallecidos fueron arrastrados por las riadas, mientras los restantes quedaron sepultados luego de un deslave.
Presentes aún en algunas zonas, las lluvias dejaron incomunicadas a comunidades, además de devastar plantaciones agrícolas.
Más de una docena de municipios boyacenses permanecen en alerta en previsión de otras catástrofes.
Mientras en Casanare, departamento situado en los llanos orientales, las autoridades decidieron decretar el estado de calamidad pública en tres localidades a fin de agilizar las labores de recuperación y la asistencia a más de dos mil damnificados, quienes lamentan daños en sus viviendas.
Con el objetivo de rescatar a unos 100 habitantes en riesgo, la Fuerza Aérea organizó varios operativos en esa demarcación, entre las de mayor extensión en Colombia.
Adicionalmente en Tolima, ubicada en el eje cafetalero, los organismos de socorro extreman las medidas de precaución debido a la probable crecida del río Magdalena, principal arteria fluvial del territorio nacional.
Por último en Arauquita (Arauca) sus pobladores pidieron auxilio al Estado debido a las inusitadas lluvias, las cuales dejaron anegados pueblos y extensas zonas dedicadas al desarrollo de la agricultura, además de provocar estragos en el fondo habitacional de ese paraje perteneciente a la orinoquía.