La zona estaba en riesgo desde hace tres años |Lluvias dejaron a Nueva Tacagua en ruinas

Las lluvias que cayeron este fin de semana terminaron de convertir en verdaderas ruinas al sector Nueva Tacagua. Sólo la terraza J permanece habitada por unas 200 paersonas que esperan tener la oportunidad de evacuar sus pertenencias para luego acudir al refugio que les sea asignado.

Aprovechando los potentes rayos solares de la mañana de ayer, Juan Carlos Hernández Pérez junto a otros vecinos aprovechaban para retirar el barro que desde el sábado 4 de diciembre impedía transitar el comienzo de la vía que comunica Tacagua Vieja con Lomas de Urdaneta. “Nos han dicho que tenemos que desalojar, pero ahorita estamos limpiando la carretera para sacar nuestro corotos y los carros que quedaron atrapados”, dijo consciente de que corre el riesgo de perder su esfuerzo. “Si vuelve a llover el cerro se viene, porque uno palea y se viene”, consideró.

En general la totalidad de la carretera que comunica al sector se nota seriamente comprometida Inclusive algunos trozos sencillamente ya no existen, quedaron dispersados en la montaña a causa de los aludes de tierra provocados por la intensa pluviosidad. El acceso al resto de las terrazas sólo es posible a través de picas en donde han colocado cables y guayas para reducir el peligro de caer por los escabrosos caminos.

A pesar de todo algunos habitantes que fueron rescatados en helicóptero durante el fin de semana, regresaron ayer en busca de sus bienes personales. Por las trochas suben ropa, colchones, muebles y electrodomésticos en general.

“Por los caminos verdes” intentan rescatar sus bienes

Juana Parra tenía 36 años viviendo el la Terraza L y el domingo la trasladaron al refuigio habilitado en Intevep. Recuerda que desde hace al menos tres años les han pedido el desalojo por el deterioro de los edificios a causa de los movimientos de los terrenos donde fueron construidos, pero como no tenían a dónde ir permanecían en el lugar. Según comentó, la situación comenzó a agravarse desde finales de octubre y hace tres días quedaron completamente incomunicados.

Bajo la vigilancia de funcionarios militares y otros adscritos a la Policía Nacional Bolivariana, los familiares de Parra cargaron con lo que podían, para no perderlo todo. Similar es el caso de William Becerra, que desde las 5:00 am de ayer comenzó a llevarse algunos bienes como un colchón, ventiladores y ropa. “Saqué una cajita de libros para que los muchachos sigan estudiando y ya no puedo más”, manifestó visiblemente exhausto.

Otra vecina de la desaparecida Nueva Tacagua, Ana Hidalgo, también regresó por las cosas de su hijo que está en edad escolar. No está de acuerdo con la forma tan repentina como los desalojaron el domingo en la tarde, para resguardarlos en Intevep. “Para mi fue a la fuerza. Tenían que dar un plazo para sacar lo necesario o abrir una paso para sacar las cosas. Esto es un sufrimiento ¿desde cuándo esto se está cayendo? ¿no podían esperar una semana más?”, se preguntó.

Eduardo Vallenilla, también damnificado de la zona, presentó un caso singular: Al momento del desalojo estaba trabajando. Le informaron que su familia estaba refugiada en Intevep y cuando llegó al lugar, gracias a los controles para prevenir fechorías de los aprovechadores de oficio que pretenden sacar ventaja de la situación, no le permitieron permanecer en el albergue temporal. El núcleo de su queja consiste en que desde hace tiempo les habían advertido que debían irse y el fin de semana sacaron a su familia intempestivamente.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Miguel Romero