Los afiches del Mundial de Fútbol también tienen su historia particular

Muchos pasaron al olvido, pero otros se quedaron en el imaginario popular

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A pocos días del Mundial de Fútbol Rusia 2018, que paralizará prácticamente al mundo, los recuerdos o “souvenirs” de los encuentros de cada cuatro años, que datan de 1930, siempre quedan en la memoria de los aficionados y varios se quedaron en el imaginario popular.

Uno de esos recuerdos tangibles son los afiches, unos más llamativos que otros, que marcan una tendencia pictórica y cultural en cada época. Estos tienen un valor artístico que va más allá de su importancia histórica.

Sin embargo, el afiche no debe responder a la actualidad o modernidad porque si no puede pasar como con en el afiche oficial de este mundial, que en noviembre del año pasado fue presentado oficialmente por la FIFA.

El cartel fue diseñado por el artista ruso Igor Gurovich con un estilo retro, que recuerda los afiches de propaganda de la extinta Unión Soviética. La pieza es un homenaje al legendario arquero soviético Lev Yashin, quien jugó en cuatro copas mundiales (1958, 1962, 1966 y 1970) y es considerado por muchos el mejor cancerbero de todos los tiempos.

El del Mundial 2002, que tuvo por primera vez sedes en dos países (Corea del Sur y Japón) destacó por los trazos de colores, casi como una caligrafía, arte que distingue a la nación nipona.

También lugares icónicos marcaron muchos afiches. El Coliseo de Roma, símbolo de la Roma actual y de su pasado, fue la imagen clave en el cartel de Italia 1990. En la segunda cita de México (1986), destacaron la riqueza de su acervo prehispánico, de mayas y aztecas, en la representación de los Gigantes de Tula.

HASTA LA POLÍTICA

También hay conceptos artísticos más prácticos, como el de Alemania 2006, que apostó por una nación reunificada gracias a un diseño minimalista con apenas dos colores.

Ojo, también grandes firmas del arte mundial están presentes en los carteles, tal es el caso de Joan Miró, uno de los grandes artistas españoles contemporáneos, cuyo trabajo ilustró el afiche del Mundial España 1982.

Los años sesenta y sobre todo los setenta marcaron una tendencia plástica muy particular. Prueba de ello es el de México 70, un clásico de síntesis gráfica que muestra el legado de una generación. El balón estaba formado por pentágonos negros y hexágonos blancos.

Y se hablamos de estilos, el arte abstracto señaló la pauta en la primera mitad del último siglo del milenio pasado, como el dibujo en que la esférica se muestra como un sol en el cielo para el afiche Suiza 1954. Y el primer mundial de Uruguay 1930 presentó su cartel con la figura casi abstracta de un arquero.

También la carrera espacial de los años sesenta de Estados Unidos y la Unión Soviética (hoy Rusia) no podía pasar por debajo del mantel en estas citas del balompié. Si no observen el cartel de Chile 1962, donde un balón de fútbol orbita la Tierra.

Luego de la cancelación de los mundiales de 1942 y 1946 por la Segunda Guerra Mundial, Brasil 1950 se decantó por una media de la pierna de un jugador, que reunió las banderas de los países participantes, en una clara alusión a que el deporte es un bálsamo para la paz.

Caso contrario fue el de Italia 1934. El fascismo de Benito Mussolini era claro en este cartel, muy plano y académico, carente de pasión y creatividad. Y si hay dudas, lean la leyenda “Italia anno XII”, que se refiere a los 12 años de poder fascista, iniciado en 1922.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Archivo CO
Caracas