Los anuncios de la denominada “toma de Caracas” se multiplican, una y otra vez por los medios de comunicación privados, como si se tratara de una invitación gratuita para asistir a una feria. Tomando en cuenta los antecedentes de los organizadores, nada bueno podría esperarse de tal movilización, ni antes ni después de que la misma intente llevarse a cabo.
Los recuerdos del 11 de abril de 2002, de las primeras guarimbas y también de las recientes, aún están frescos para quienes fuimos testigos de estas iniciativas que demostraron el raro concepto de democracia que defienden sus promotores.
En televisión y en la radio hablan de dictadura sin que nadie corte la señal ni los espere en la puerta de la estación para llevarlos a un calabozo. Lástima que esto sucede ante periodistas que se hacen los locos y dejan que ese discurso absurdo fluya, sin hacer al menos el intento de repreguntar para ver cómo los invitados de oposición defienden ese argumento que rumian desde que el presidente Hugo Chávez ganara su primera elección en diciembre de 1998.
En fin, cuando escucho a estos señores con su convocatoria se me viene a la mente la marcha que el jefe del Partido Nacional Fascista, Benito Mussolini, encabezó el 27 de octubre de 1922 hasta llegar a Roma, porque también tenía prisa de llegar al poder.
¿Y LA CLASE MEDIA?
Me escribe el ingeniero mecánico Carlos Briceño preocupado por lo que a su juicio es la falta de asistencia y apoyo gubernamental para la clase media chavista, y en especial, para aquellos profesionales que trabajan en el sector privado. Se queja de los bajos salarios, y el difícil acceso a planes como el de la Gran Misión Vivienda Venezuela.
“Cuándo van a proteger a quienes trabajamos en la industria privada, reconozco que somos minoría chavista en ese sector, pero me pongo a pensar que ganamos las elecciones solo con 1% de los votos, o sea, no se puede perder ni un voto. No estoy amenazando con que voy a cambiar de posición política. Estoy diciendo que he luchado contra viento y marea por mi posición política”, advierte con toda razón.