Más de 150 víctimas provocó este jueves la detonación de un camión bomba en un mercado del noreste de esta capital, en medio de la euforia gubernamental por reformas políticas y la ofensiva antiterrorista en Al-Anbar.
Un portavoz del Ministerio del Interior estimó en al menos 50 los fallecidos y en más de 100 los heridos por la explosión en el concurrido mercado Al-Jamilah, situado en el distrito de Ciudad Sadr, con predominio de habitantes chiitas, en el noreste de Bagdad.
El grupo fundamentalista sunnita Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría del ataque que tenía como blanco a milicianos chiitas del llamado Ejército Mahdi, leal al clérigo radical Muqtada Al-Sadr, y los integrados a la Movilización Popular (MP).
La MP es el contingente de voluntarios armados que apoya al Ejército y las fuerzas federales de seguridad en el combate a los «takfiristas» (terroristas islámicos sunnitass) del DAESH, como también se conoce en árabe al EI, en regiones del norte y oeste iraquí, sobre todo en Al-Anbar.
La deflagración de este jueves fue una de las más letales sufridas en Bagdad desde que el primer ministro Haider Al-Abadi asumió el poder hace un año, y ocurrió en plena euforia oficial y popular por las reformas para combatir la corrupción y hacer más eficiente la gestión del gobierno.
Si bien la televisión estatal manejó la cifra de 51 fallecidos y 75 lesionados, la agencia noticiosa Alforat citó a voceros del ministerio del Interior que elevaron el número de heridos a más de 100.
A raíz de la potente explosión, las fuerzas de seguridad se movilizaron en varias zonas bagdadíes y el Consejo de Ministros anunció el aplazamiento hasta nuevo aviso de la sesión en la que se analizaría el clima de seguridad nacional y el paquete de reformas de cinco puntos avalado por el Parlamento.
El 11 de agosto, la cámara aprobó por unanimidad reducir inmediatamente el número de guardaespaldas para todos los funcionarios estatales, incluidos el presidente, el primer ministro, el jefe del parlamento, diputados, gobernadores y dirigentes de consejos provinciales.
Igualmente, Al-Abadi propuso eliminar los cargos de vicepresidentes y viceprimeros ministros (tres en cada caso, para chiita, sunnita y kurdo), reducir los ministerios y agencias del gobierno, y cancelar las provisiones especiales para cada poder del Estado, órganos, instituciones y jubilados.
Un quinto punto de las reformas fue destituir todos los puestos de órganos independientes, agentes, ministerios, asesores, gerentes generales en base a cuotas sectarias y partidistas, y nombrar un comité profesional que seleccionará candidatos a esos cargos en base a competencias e integridad.
Entretanto, las fuerzas especiales antiterroristas empezaron a desactivar bombas y avanzar en la zona sur de la provincia oeste de Al-Anbar, donde están afianzados los islamistas del DAESH, y destruyeron un túnel de 800 metros usado por los sublevados en Fallujah, en la misma demarcación.