Columna La canalla mediática|Me perdí para siempre (Opinión)

“Armando Carías se perdió para siempre”, profetizaba el Twitter que un alma caritativa me hiciera llegar hace unos días.

Mi extravío, según parece, tiene que ver con mi compromiso con la Revolución Bolivariana y mi participación en el Movimiento Nacional de Teatro Infantil y Juvenil “César Rengifo”, todo lo cual me coloca, a decir del autor de la sentencia, en la misma situación del hijo de Charles Lindbergh, es decir, más perdido que aguja en pajar.

¿Perdido de qué?, ¿perdido de quién?, ¿perdido de dónde?

Indago en el mapa de mis definiciones y ubico el punto preciso de mis días de estudiante universitario, cuando un profesor, seguramente tan perdido como yo, colocó en mis manos un pequeño manual titulado Teoría y Práctica de la Ideología, de otro “desubicado” llamado Ludovico Silva.

Salto entonces al momento en el que el director del periódico en el que hacía mis pasantías académicas, me bota por escribir en su diario que Cristóbal Colón fue un genocida.

Llego al momento en el que me veo en una agencia de publicidad y recuerdo haciéndole “casting” a modelitos rubias y desechando todo talento que tuviera color de piel “inadecuado”.

Sigo en la pesquisa y aterrizo en el piso 38 de la Torre Este de Parque Central, donde quedaba la Copre, aquel muro de contención que intentó, inútilmente, evitar el desplome de la IV República.

Me visualizo entonces, redactando la nota de prensa que le daba la bienvenida a ese adalid del “capitalismo obrero” llamado Lech Walesa, invitado por Carlos Andrés Pérez para que nos convenciera de que el paquete neoliberal era una nota.

¿Entonces?… amigo twittero, ¿dónde fue que me perdí?… ¿de qué me perdí?… ¿quién es el perdido?

T/ Armando Carías