El presidente de Sociedad Boliviana de Medicina Familiar, Rolando Herrera, defendió este sábado que la atención llegue a los lugares más recónditos de cada país, a propósito de la cumbre sobre esa especialidad que sesiona en Quito, Ecuador.
La estrategia fundamental es desarrollar la Medicina Familiar Comunitaria Intercultural con todas las herramientas necesarias, para que no quede una sola persona, por muy lejano que viva, sin acceso al servicio de salud, dijo en declaraciones a Prensa Latina.
Debemos todos empujar el carro hacia el mismo lugar, y hacer que se establezca esa política, como una función fundamental de los que ejercemos acciones de salud, indicó.
«Bolivia participa en la V Cumbre de Medicina Familiar con una delegación formada por cuatro especialistas, para generar un programa muy importante, relacionado con la cobertura universal, participación social y acceso a la atención primaria».
Según Herrera, su país vive momentos de cambios muy trascendentales, que están siendo fomentados por el presidente Evo Morales, quien ha comprendido que la salud es una reivindicación fundamental para el ciudadano boliviano.
El especialista lamentó la controversia gremial existente entre el Colegio Médico y el Ministerio de Salud de su país, pero consideró que es por falta de conocimiento.
A propósito de ello, significó la necesidad de tomar acciones conjuntas y de unir esfuerzos a favor de la comunidad boliviana.
Ante una interrogante de Prensa Latina, sobre los valores que debe reunir un médico de familia, dijo que fundamentalmente debe reconocer su clase, y no apartarse de la humildad.
«Hay muchos médicos de origen humilde en Bolivia que han renunciado a su clase, a partir de ser medico».
La humildad es la virtud que hace que el médico vea de igual a igual con empatía a su paciente, y lo trate con todo el afecto que merece como ser humano, como persona, y sienta interés real por la mejora de su salud, reflexionó.
Para Herrera, escuchar de un paciente: gracias doctor, usted me ha curado, es como recibir un premio más grande que la lotería misma.