Nada ha sido fácil este año 2016. Una Venezuela que desde el boom petrolero que se inició en 2004, con el barril de petróleo a 100 dólares cayó en las redes del rentismo a pesar de las diversas riquezas naturales y población preparada que posee.
Por su parte, la Revolución Bolivariana cumple con el deber de distribuir los ingresos petroleros a todo el país, sin excepción.
Unos beneficiados por la educación gratuita, con acceso a la formación media y universitaria. Masificación del deporte popular e inversión en los atletas olímpicos; récord en construcción y asignación de viviendas; nuevas infraestructuras físicas como hospitales, estadios, carreteras, autopistas, escuelas, universidades. Pensiones homologadas al creciente sueldo mínimo; atención médica y medicina gratuita; subsidios a la gasolina, alimentos, al turismo nacional e internacional.
El lado negativo es que continuó el abandono de la vocación agrícola, se descuidaron el potencial minero, pesquero, turístico e industrial. Por ello y las facilidades a las importaciones, el sector comercio y de servicios creció exponencialmente imbuido en el capitalismo salvaje en el cual el individuo aspira enriquecerse sin mayores esfuerzos. Esto produjo la especulación feroz, el acaparamiento y la corrupción privada y pública.
La necesaria politización de la población no incluyó el fomento de la importancia del sector primario de la economía y el desarrollo sostenido del sector secundario.
La crisis inducida de los precios de los hidrocarburos consiguió a un país con una población mas educada, alimentada, con mas poder adquisitivo y en ascenso, pero dependiente de la renta petrolera, lo cual permitió a las élites lacayas formular planes de destrucción de la economía usando modelos como los que se emplearon en Chile y Nicaragua.
Pero la unidad y la fuerza del pueblo, la comprensión y perseverancia del liderazgo y militancia revolucionaria han permitido superar este duro año y prepararse para corregir las omisiones sin arrogancia, con sinceridad comunicacional y con los principios de lucha heredados de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
No bajar la guardia, no creer en divisiones de la derecha, mayor inclusión en la participación y toma de decisiones transcendentales para el país y tendemos un ¡Próspero Año 2017!