El mercado de la fuerza de trabajo se encuentra estabilizado.
El pasado mes de octubre la tasa de desocupación se ubicó en 7,6%, estadísticamente el mismo valor de octubre de 2012 y de septiembre 2013.
Así mismo, el empleo del sector formal se ubica en 60,1%, bastante superior al sector informal.
Incluso, el segmento de los empleados en empresas entre 1 y 4 ocupados, que suele utilizar tecnología intensiva en capital, está regulado por la normativa laboral y de seguridad social, aumentó en 1.5 puntos porcentuales y, los trabajadores por cuenta propia disminuyeron en 2 puntos porcentuales, que suele tener condiciones laborales relativamente más precarias.
La proporción de empleo público y del empleo privado se han estabilizado respectivamente en el 20 y 80% de la ocupación, lo cual significa un aumento de 5 puntos porcentuales del empleo público con respecto al año 1998.
Ello, porque el Estado ha pasado a desempeñar roles en la provisión de bienes públicos, para así contribuir a elevar la capacidad adquisitiva de la población, especialmente del pueblo pobre.
Tal orientación se asume porque no se deja a las “libres” fuerzas del mercado, que más bien son dictatoriales, la oferta de determinados bienes, considerados relevantes para el bienestar de la población, tales como la alimentación, la salud, educación, cultura y transporte entre otros.
Sabemos que el mercado dominado por el capital excluye a aquellos que no tienen capacidad de compra.
La orientación fundamental del Gobierno Bolivariano es crear condiciones efectivas que contribuyan a la satisfacción de las necesidades sociales, entre las que destaca el empleo, como el bien más preciado.