Hace unos días ocurrió un hecho sin precedentes en el mundo. Tres expresidentes de países latinoamericanos vinieron a Venezuela a inmiscuirse en asuntos internos. En un extraña reacción, poco a ajustada a la buena diplomacia, los gobiernos de algunos de estos actores políticos salieron en defensa de ellos, en lugar de desmarcarse y hacer un llamado de atención a sus políticos, que garantice el respeto a la soberanía de los pueblos.
Venezuela, desde que el comandante Hugo Chávez asumió el poder, no interfiere en asuntos internos de los demás países. El presidente Nicolás Maduro, que además fue canciller por varios años, ha mantenido esa línea. Venezuela cree en la unión, ha trabajado sin descanso por eso desde 1999. Por eso, es totalmente intolerable que se desarrollen acciones de actores políticos extranjeros en nuestro país, para atacar al Gobierno constitucional.
Es un flaco favor que le hacen a sus países y a sus propios gobiernos. El caso de Sebastián Piñera es uno de los más patéticos, pues es el menos indicado para hablar de democracia o derechos humanos, cuando él era un adepto del general Augusto Pinochet, uno de los más cruentos violadores de derechos en el continente.
Todo es una sumatoria a la estrategia muy bien dirigida para derrocar al presidente Maduro, quien ha sorteado de una manera especial, una guerra muy dura en el campo económico, social y político, venciendo escenarios de conflictos en diversos frentes.
La guerra es total, si el Gobierno logra superar esta etapa, estamos seguros de que hará repensar al imperio su estrategia contra Venezuela. Por ahora, el Gobierno tiene que ser muy firme, movilizar y convocar al pueblo al control social y al reimpulso productivo del país.
A Maduro le han aplicado los guiones de “la primavera árabe” y del golpe de Estado contra Salvador Allende, en Chile.
Negarlo sería imposible, por eso se debe maximizar la estrategia para que los documentos físicos y audiovisuales que se activan contra la guerra económica, salgan a flote de manera masiva, para que el pueblo tenga clara la película de lo que pasa en Venezuela.
La oposición, torpe como es, seguirá sumando derrotas.