Se quiere superar el guachi-guachi|Min-Educación distribuye por primera vez 2 millones de textos escolares para inglés

El guachi-guachi que se aprendía en bachillerato -con el que a duras penas se podía saludar o hacer un breve enunciado- debe quedar atrás con los nuevos textos de inglés de la Colección Bicentenario, que el Gobierno Nacional entrega por primera vez para este ciclo 2013-2014.

Hay un libro para cada año, precisa la viceministra de Programas de Desarrollo Académico del Ministerio del Poder Popular para la Educación, Maigualida del Valle Pinto. Es decir, en total son 2 millones de ejemplares los que llegan a manos de las y los adolescentes de primero a quinto año.

Para elaborarlos fue necesario terminar primero los libros en castellano, puntualiza Pinto, por una razón obvia: “La mayoría de las contextualizaciones y textos en inglés están en los otros libros”. El equipo de la Colección Bicentenario -19 personas provenientes de siete espacios académicos diversos- trabajó con mucho ahínco para elaborarlos en cinco meses, tiempo en el que se recogió la experiencia de años de trabajo en el área, con una visión diversa.

Ese equipo partió de una premisa: “Es necesario dar un cambio a la enseñanza del inglés en Venezuela, y si el Ministerio está dando la posibilidad de publicar los libros y que lleguen a todos los niños, vamos a hacerlos”, relata Rosa López D’Amico, coordinadora de la serie de inglés de la Colección.

EL DIAGNÓSTICO

El punto de partida no escatimó críticas. “Nosotros trabajamos en universidades donde recibimos a los estudiantes de inglés y observamos el nivel de insatisfacción” con lo que habían aprendido, cuenta D’Amico. La otra realidad es que el idioma se estudiaba como una lengua requerida para todas las áreas del conocimiento, pero sin alcanzar el dominio requerido.

Además, al no manejar la lengua, “la proyección de nuestros pueblos, y no solo de Venezuela sino de América Latina, no se conoce a partir de nuestras propias voces, y entonces son otros los que vienen a hacer las investigaciones”, refiere.

Para D’Amico, el inglés es “parte de la educación emancipadora” porque “nos permite comunicar y cambiar la perspectiva que hay afuera” sobre Venezuela y América Latina.

Nunca, en los 14 años de Revolución, se ha planteado que los libros de inglés no sean relevantes para la educación venezolana. “Siempre los hemos considerado importantes” y hemos expresado “que el inglés es importante, es un idioma del mundo”, sostiene Pinto. Para que una venezolana o un venezolano sea crítico y creativo “debe conocerlo y manejarlo”. Jamás estuvo planteado eliminar el inglés del currículum, recalca.

Pinto sostiene que en 2007, cuando se actualizó el plan de estudios, “fuimos tan atrevidas las maestras y los maestros venezolanos que hablábamos de incluir inglés desde cuarto grado”, tema en el que “vamos a seguir trabajando”.

Su propuesta es incorporar “todos los idiomas que son necesarios” para el país; por ejemplo, el portugués, el francés y los idiomas de los 43 pueblos indígenas. Esto se requeriría para que las y los estudiantes estén mejor ubicados en el contexto y en el nuevo país y “estén mejor preparados ante el mundo: ser críticos, creativos y reflexivos”.

LOS DEL PASADO, “RASPADOS”

El Centro Nacional de Mejoramiento de la Ciencia evaluó los textos escolares en el año 2007, recuerda Pinto. El equipo que lideró el análisis -que también escuchó a las y los jóvenes- llegó a la conclusión de que “muchos no tenían pertinencia social y cultural con la nación”, o no incluían “los contenidos que expresaba la Constitución”. Entre los peor evaluados por las y los estudiantes figuraron los de inglés, que concitaban poco interés entre ellas y ellos porque estaban muy alejados de su realidad. “Hablaban de elementos que no eran familiares para las y los jóvenes”, cuestionó.

La didáctica tampoco buscaba que el estudiante pudiera interactuar o tener un diálogo con otra persona; por el contrario, se centraba “en diálogos prefabricados” y con palabras “de uso poco frecuente”, en lugar de términos más accesibles. “Cuando los estudiantes ingresaban a círculos en los que hablaban el idioma o escuchaban películas, se preguntaban qué les enseñaban” porque no había correspondencia entre el texto escolar y el uso del idioma.

LOS DEL PRESENTE

Los textos en inglés de la Colección Bicentenario se fundamentan en los libros en castellano: “Eso es lo que hace el aprendizaje significativo” porque se ubica en un contexto concreto. Por eso el primer trabajo fue “analizar todos los libros de la Colección Bicentenario” para luego llevarlos al inglés, destaca D’Amico. La coordinadora está convencida de que, con los libros, las y los estudiantes “van a tener una visión del mundo absolutamente diferente”.

Las autoras y los autores esperan que las y los estudiantes “sean capaces de comunicarse en inglés cuando terminen el quinto año de bachillerato”, y que puedan hablar de temas importantes para el mundo, como el desarrollo sostenible, el respeto por las culturas. Todo esto, sin perder su conexión con las raíces de su patria, con historias de músicas y músicos, alimentos como la arepa, científicos como Jacinto Convit y heroínas como Juana la Avanzadora.

Eso sí, los libros requieren una nueva actitud de las maestras y los maestros. “Hay que estar abierto al cambio”, porque “si no cambiamos la visión no podemos tener un resultado distinto”.

Con estas transformaciones “el resultado con nuestros estudiantes, tiene que ser distinto”, estimó D’Amico. “Estamos trabajando con la cotidianidad” de las muchachas y los muchachos, por lo que el conocimiento debe ser internalizado más rápido porque tiene un significado para ellas y para ellos.

El inglés “es el idioma internacional en esta era que nos tocó vivir, como en algún momento lo fue el latín”, y por eso “nosotros no debemos verlo como un mecanismo de opresión de los pueblos, sino para proyectarnos, para liberarnos, para decir quiénes somos con nuestras propias voces”.

HABLAN LOS AUTORES

“Todos hemos pasado gran parte de nuestra vida profesional pensando en el día en que tuviéramos la oportunidad de escribir unos libros, pero no atados a una editorial privada. Finalmente se dio. Qué bien que el Ministerio de Educación puso la plataforma y los recursos para que eso sucediera”, señala Andrés Algara, uno de los autores de la serie.

Los libros de inglés “vienen a contribuir también con el proceso de articular el referente del país posible, ideal” que recoge la Constitución. Se rompe también con la visión “caraqueñocéntrica”, que solo se centraba en la capital del país, y se visibilizan todas las diversidades (funcionales, geográficas, culturales), celebra Algara. “El hecho de que haya tantos paradigmas que se están rompiendo hace de los libros, y en particular de los de inglés, el centro de atención”.

El educador no sale de su asombro al comentar que los libros todavía no estaban impresos “y ya escuchamos las críticas en congresos, en foros”, lo que evidencia que quienes los critican tenían una posición tomada antes de leerlos.

Jorge González, otro de los autores, enarbola las ventajas: “Los libros son orgánicos con nuestra realidad y con las demás disciplinas que el estudiante, en ese mismo año, va a ir aprendiendo”. El inglés “no es solamente para transmitir una cultura angloparlante, de un mundo angloparlante”, sino para transmitir cualquier cultura. Ello precisa el uso correcto de los tiempos verbales, remarca Yvemar Peraza, una de las autoras.

Tal como lo explica González, ya se planifica la formación para que las y los docentes sepan cómo emplear mejor los textos para “sacarles el jugo”.

EITHER WE INVENT OR WE ERR

Inventamos o erramos, escribió Simón Rodríguez, el maestro del Libertador. Either we invent or we err es el nombre de una sección de la serie de inglés de la Colección Bicentenario.

En los textos es posible encontrar una canción del artista británico Elton John, un poema de Rudyard Kipling, una fotografía del maratonista venezolano Maickel Melamed e, incluso, el credo del autor criollo Aquiles Nazoa: “I believe in myself, since I know that there is someone who loves me.

T/ Vanessa Davies
F/ Héctor Lozano

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