Un total de 33 mil prótesis mamarias fabricadas en Francia por la compañía Poly Implant Prothese (PIP) ingresaron legalmente a Venezuela. Así lo informó ayer la ministra del Poder Popular para la Salud (MPPS), Eugenia Sader, quien destacó que los permisos fueron expedidos en un momento en este producto estaba certificado internacionalmente.
Reiteró la funcionaria que el Estado venezolano se pronunció sobre el caso oportunamente. “No sólo ahorita, cuando se presentó el boom periodístico, sino en 2010”.
El 30 de marzo de ese año, explicó, se tuvo noticia de que en Francia había dudas sobre la calidad de estas prótesis. “Y ya en abril nosotros prohibimos su distribución, venta y uso”, expresó. “Eso es parte de la vigilancia sanitaria que tiene el MPPS para garantizar la salud del pueblo”, añadió.
Sader tranquilizó a las mujeres venezolanas explicando que “la prótesis no genera daños, si no se rompe”. Y aclaró: “Tiene una debilidad que puede provocar su ruptura, que sería la que generaría la molestia y la necesidad del retiro”.
Ratificó que “las cirugías estéticas no son políticas de los hospitales”, e insistió en que “sólo si hay un riesgo para la salud de la personas -por ejemplo, se rompió el implante-, se retirarán de inmediato en los hospitales”. En caso contrario, “la paciente debe esperar su turno de atención en el cronograma de cirugías electivas”, aclaró.
EL ESTADO TIENE OTRAS PRIORIDADES
Todas las prótesis PIP “se colocaron en clínicas privadas”, señaló la ministra, y afirmó que “en los hospitales sólo se les colocaban a pacientes con cáncer u otras patologías de base que ameritaron la reconstrucción de su pecho”.
Desestimó nuevamente que el Estado vaya a asumir el remplazo de implantes, por su elevado costo -2 mil bolívares por unidad, precisó-. Dijo que hay otras prioridades. Sin embargo, señaló: “Vamos a evaluar alternativas”.
Aseguró que 98% de las venezolanas se colocan las prótesis mamarias en clínicas privadas.