Un total de 98.546 mujeres en todo el país han sido incluidas en la Misión Madres del Barrio, programa creado hace ocho años para proteger, principalmente, a las amas de casa, a través de su incorporación a un proceso de formación y participación en actividades socioproductivas.
Zoraida Pantoja, de 61 años de edad, es una de las mujeres venezolanas que ha sido incluida en este programa. Luego de pasar, dice, prácticamente toda su vida al cuidado de su hogar, en 2006 se dio la oportunidad de demostrar que podía desarrollarse en lo educativo y en lo económico y «la Misión abrió la vía para ese objetivo».
Hoy Zoraida se dedica a la costura en una cooperativa conformada en su comunidad, una zona popular de Guatire, estado Miranda. «Ahora le soy productiva y me siento mucho más realizada y conforme con lo que soy. Nunca dejé de dedicarme al hogar, pero ahora tengo espacio para aportar a la sociedad, y eso me hace sentir mucho mejor».
Esa es una realidad que se multiplicó en todo el país, tras nacimiento de la Misión Madres del Barrio. «No es un dinero regalado, es una inversión social que hace el Estado, es la distribución equitativa de la riqueza, no para crear vagos sino para crear, para darle oportunidad al excluido de superarse», manifiesta Zoraida, al recordar que, pese a la disposición de los sectores sociales más vulnerables de constituirse en una fuerza de producción social y comunitaria, «los gobiernos anteriores nunca tendieron la mano».
La misión nació como una estrategia integral del Gobierno Bolivariano para enfrentar la situación de pobreza extrema del país, que los últimos 15 años pasó de 10.8% a 5.5%. En el transcurso de los ocho años de fundado, el programa ha creado instancias para el acompañamiento del poder popular femenino en los procesos comunitarios, a través de 10.900 comités de Madres del Barrio.
Yrma Ramírez, vecina del sector El Ingenio, de Guatire, estado Miranda, recibe su aporte económico y lo destina a la repostería, lo que le permite aportar a ingreso de su hogar.
«Antes no hacía nada, lo que sabía era planchar, lavar, cocinar y limpiar la casa. Todo eso dio un giro. Comencé un curso de repostería y después comencé a dedicarme a eso y con eso ayudo para llevar lo necesario para mi casa, le ayudo a mi esposo a mantener el hogar y hemos visto que vivimos mucho mejor, de forma digna», dice esta mirandina.
Maribel Leal es madre soltera y lo que ganaba limpiando una casa de familia, si bien le permitía pagar los servicios básicos.
«Lo que ganaba lo destinaba a pagar alquiler, compra comida y pagar servicios. En momentos ni tenía para el regalo de Niño Jesús, fueron momentos muy duros, pero no había de otra», recuerda.
Una vez creadas las misiones sociales terminó sus estudios y con el aporte de la Misión Madres del Barrio abrió una pequeña bodega y «comenzó a mejorar todo».
Este domingo se celebrará los ocho años de aniversario de la Misión con una acto que se realizará en el Teatro Nacional de Caracas.