Este miércoles, fue asesinado Ghulam Haidar Hameedi, alcalde de la ciudad de Kandahar, al sur de Afganistán, en un atentado suicida perpetrado por un talibán que escondió en su turbante el explosivo.
El atentado contra el alcalde fue perpetrado cuando se encontraba en la sede municipal con representantes del gobierno, dijo el general Abdul Raziq, jefe de la policía en la provincia, y sostuvo que el explosivo fue accionado frente a Hameedi.
El general Raziq dijo que el atacante suicida llevaba escondido el explosivo en su turbante y lo accionó cuando logró estar frente a frente con el alcalde.
Tras el ataque, militares afganos y de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) tomaron posiciones para aislar la zona.
El alcalde es el segundo dirigente muerto en ataques en pocos días, tras el asesinato del hermano del presidente Hamid Karzai, Ahmad Wali Karzai.
Los talibanes reivindicaron en un comunicado el atentado suicida contra el alcalde de la ciudad.
«El alcalde Hameedi fue muerto en un atentado suicida de uno de nuestros mujaidines en Kandahar», sostuvieron los talibanes en un comunicado.
El presidente Karzai advirtió ayer en Kabul que si los talibanes persisten en atacar zonas donde la seguridad fue transferida a fuerzas afganas, es porque prefieren la permanencia de tropas extranjeras en el país.
Los talibanes, por su parte, dijeron hoy que el traspaso de poder de las tropas extranjeras a las fuerzas de seguridad afganas debe ser real y no sólo «nominal», ya que de otro modo la medida será insuficiente para las perspectivas de un acuerdo de paz.
Los grupos talibanes difundieron una declaración en su sitio de Internet y sostuvieron que «desde el inicio de la crisis el Emirato Islámico de Afganistán insistió en una real transferencia del control del país y en la autodeterminación del pueblo afgano».
«Ahora debemos ver cuánto es real de ese proceso de transferencia de la seguridad y cuánto puede ser definido como un proceso genuino de transferencia de poder», agregaron.
«Si el proceso de transición organizado por los extranjeros continúa sobre esta misma vía en otras partes de Afganistán, no servirá», advirtieron los talibanes.
El ministerio de Defensa reportó, por su parte, que en lo que va de julio murieron 109 soldados del ejército de Kabul, mientras en junio fueron 68 los militares que perdieron la vida.
El portavoz del ministerio, general Zahir Azimi, dijo que la mayoría de los soldados murieron en atentados cometidos con explosivos de fabricación artesanal y manifestó que el aumento de víctimas mortales se debió a la intensificación de operaciones contra las milicias.