Por Ana Cristina Bracho|Nuestra Campaña Admirable (Opinión)

Habrá quien diga que desde el grito del 19 de abril, la paz definitiva de nuestro país no ha sido. Agobiados por los intentos colonialistas, los neocolonialistas y de los sin Patria, Venezuela ha debido aprender a resistir aunque a cada triunfo le siga una nueva amenaza. Vista así, la guerra económica no es más que otro intento de aniquilar nuestra República.

La designación de Andrés Eloy Méndez como nuevo superintendente nacional para la Defensa de los Derechos Socio-Económicos es ante la arremetida una bocanada de esperanza. Voz y “gallo” de las peleas difíciles, Méndez tiene a su favor ser el primer designado para que atienda el problema de manera exclusiva y con direcciones claras. Ha de defender desde y con el pueblo, de manera revolucionaria, el derecho a la vida de cada venezolano

¿Del derecho a la vida? Sin duda alguna. Como derecho, es decir, como necesidad humana socialmente objetivada, la vida es la prohibición de dar muerte y la obligación de garantizar condiciones para vivir. Las condiciones, no son más que agua, comida, medicinas, insumos y por qué no declararlo, ¡salud y alegría!

Este deber, caído sobre él como cayó el guiar las batallas en Bolívar, Ribas o Girardot, es una responsabilidad que como aquella que traemos a la memoria no podrá ganarse sino nos entendemos todos en el deber de superar el “mientras tanto y como venga” que hemos tenido como país. Pensarlo así, nos llama a entrar en acción.

En toda evidencia, para entrar en acción requerimos soplar el polvo del desánimo que nos han inoculado, reconocernos como sujetos que vienen siendo tratados como objetos y resistirnos a la cosificación que dictó el colonialismo y perfeccionó el mercado.

Es entonces este, el tiempo del ahora, del entender que la Revolución se hace con grandes cosas pero se defiende en las pequeñas. Por eso, hay que encarar el problema como aquellos que cuando se empeñan y se les calienta la sangre pueden pasar descalzos montañas nevadas y combatir hasta vencer, a la armada más poderosa, con simples piedras, palos y ganas.

Plantarnos entonces para defender nuestro salario pero no tan solo de la Patronal sino de quien pretende, sobornando el estómago, quitarnos cientos de horas de vida a cambio de alguna cosa indispensable. Es de José (Pepe) Mujica la idea y la denuncia. Los obreros del mundo le dedicamos nuestra vida al trabajo y la permutamos en el mercado, con el dinero que no es más que un símbolo. Por ello, en cada precio injusto se va un pedazo de vida.

Entonces, hacer será nuestra única opción para vencer, juntos la única metodología. A Méndez la confianza y a nosotros el empeño.

@anicrisbracho