EE. UU está determinado a evitar que Irán obtenga una arma nuclear y no dejará ninguna opción de la mesa para lograr ese objetivo, dijo el presidente Barack Obama el martes en su discurso sobre el Estado de la Unión.
El primer inquilino negro de la Casa Blanca expresó que una resolución pacífica de la disputa nuclear con Irán todavía es posible si el país persa cambia el curso y cumple con las «obligaciones internacionales». Dijo que Teherán está «aislado como nunca antes y sus dirigentes enfrentan sanciones agobiantes. Mientras eludan sus responsabilidades, esta presión no cederá», aseguró.
Teherán repetidamente ha negado que su programa nuclear tenga otros fines que no sean pacíficos.
El ex Director General de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Mohammed El Baradei, afirmó en un informe publicado que durante su gestión en la institución no ha visto “una pizca de evidencia” de que Irán esté “desarrollando instalaciones de armas nucleares y utilizando materiales enriquecidos”.
En otros puntos de sus discurso, recordó a los ciudadanos estadounidenses que él ha cumplido con sus promesas electorales, incluyendo traer las tropas de Irak, recordándoles además uno de los más simbólicos logros de su administración: el asesinato del supuesto líder de Al Qaeda.
DUDAS Y SOMBRAS
El 3 de mayo 2011, tres días después del supuesto asesinato de Osama Bin Laden, un ex alto funcionario del gobierno de EE.UU., Dr Steve R. Pieczenik, un hombre que ocupó numerosos cargos de influencia bajo tres diferentes presidentes, expresó conmocionado en una entrevista que Osama Bin Laden murió en 2001 y que él estaba preparado para testificar frente a un gran jurado de cómo un general superior le dijo directamente que el 11 de septiembre era una bandera falsa de trabajo interno.
Pieczenik dijo que Osama Bin Laden murió en 2001, “no porque fuerzas especiales lo hayan asesinado, sino por el tratamiento que los doctores de la CIA le dieron, a pesar que conocían del padecimiento del síndrome de Marfan”.