Ha tenido Barack Obama que intervenir, desde su “burbuja de vida” (sabiamente denunciada por el presidente Nicolás Maduro), para ver cómo revive a los depreciados opositores. ¿Quiere alguien dudar que la táctica de las derechas venezolanas es dirigida desde la Casa Blanca? Obama, sufriendo un envejecimiento prematuro, debe encargarse de las cosas que sus perros de guerra en Venezuela no pueden resolver por si mismos.
La devastación es la única consecuencia previsible de una guerra, el objetivo alcanzado por el triunfador siempre tendrá el pasivo de las armas desplegadas. Alguien tiene que recoger sus muertos. El triunfo seguro en la guerra no lo tiene necesariamente el que posee la mayor cantidad de fuerza; es históricamente demostrado que la estrategia y la táctica en la confrontación son lo que definen.
¿Como va a quedar la fuerza opositora, después de haber desplegado su capital político, económico y social al finalizar su guerra económica? La respuesta depende de la táctica y la estrategia bolivariana.
La devaluación del papel de la MUD hasta el nombramiento de Jesús Torrealba como su secretario y nuevo vocero mediático, evidencian las consecuencias de la depreciación en medio de la guerra imperialista contra el país. No hay un político que pueda agrupar las ansias opositoras de poder: deben colocar desde la embajada gringa a tipos de poca monta a dirigir a los profesores de la política en la UCAB, UCV y otras casas de estudio. Las derechas venezolanas han perdido su “pedigrí” en medio de esta guerra, todo a solicitud de la Casa Blanca. !Que vergüenza!
La estrategia bolivariana de “¡Unidad, lucha, batalla y victoria!” requiere de todos alrededor del presidente Nicolás Maduro. Él conduce este tiempo de retos para los socialistas. Las dificultades asociadas a escasez, acaparamiento, especulación son su preocupación para protegernos de los ataques opositores, pero requieren de militantes fuertes que contraataquemos junto con los órganos revolucionarios a la estrategia de guerra imperialista.
!El triunfo seguro es con Nicolás! ¡Venceremos!