El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió a los legisladores demócratas y republicanos buscar un consenso en el Congreso sobre un plan de reducción de déficit público, a fin de evitar en 2013 el “precipicio fiscal”.
En su primera declaración en la Casa Blanca, luego de haber sido reelecto para un nuevo mandato de cuatro años el pasado martes, Obama consideró que se debe “combinar la reducción del gasto público con los ingresos”.
El mandatario estadounidense señaló que “si el Congreso falla en encontrar un acuerdo vamos a tener que afrontar una situación mucho mas difícil al final de este año, los impuestos de todas las personas se van a incrementar”.
En ese sentido, reiteró su propuesta de incrementar los impuestos sólo a los más ricos del país y no perjudicar con esa medida a la población con ingresos medios o bajos.
“Les invito a rechazar cualquier enfoque que no sea equilibrado, espero que no se tome la decisión en el cual las personas menos beneficiadas tengan que pagar la misma cantidad de impuesto de personas como yo que tenemos un salario mucho mayor”, dijo Obama.
El mandatario dijo que su propuesta “va a ayudar a millones de personas, 98% de los estadounidenses y 97% de los pequeños inversionistas, que tendrán la certeza y seguridad que necesitan para comenzar un nuevo año”.
Obama dijo además que en este nuevo período se enfocará “en un plan estratégico que nos va a permitir realizar un recorte del déficit de 3.000 millones de dólares en la próxima década. De esta forma he asumido el compromiso”.
Actualmente los legisladores estadounidenses debaten en el Congreso un plan de reducción de déficit antes de enero de 2013. De no lograr ningún acuerdo, aplicarán la suspensión de la prórroga de las exenciones fiscales para la mayoría de los estadounidenses, establecida por el presidente George W. Bush y, por otro, se aplicarían los drásticos recortes automáticos del gasto público fijados por el Legislativo.
La Oficina Presupuestaria del Congreso estadounidense (CBO, por sus siglas en inglés) vaticinó que Estados Unidos entrará en recesión económica en el primer semestre de 2013 si no reduce el déficit público y no evita la entrada en vigor del aumento de impuestos.