Por Jan Carlos Pernía|Octava estrella (Opinión)

En cada paso de nuestra historia republicana, especialmente desde la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, y más aún en estos tiempos de decisiones soberanas y no impuestas por imperio alguno, desde que el comandante Hugo Chávez, realizó la nueva geometría geopolítica (ese acomodo sobre nuestros territorio terrestre, marítimo, fluvial y aéreo, además del político) hemos visto como ha sido develado un Chávez adelantado muchos años en el futuro.

Nuestra Carta Magna, nuestra hermosa Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el Capítulo I establece lo siguiente:

…»Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad…»

Esto quiere decir que si observamos en los mapas actuales vemos como hacen falta elementos geográficos de nuestros espacios territoriales que han querido despojarnos, desde mucho antes de la formación como República.

Así, tenemos el Esequibo, territorio que pertenecía a la Capitanía General de Venezuela y el cual fue poco a poco invadido por el Reino Unido (Gran Bretaña) que no se cansa de ejercer su dominación hasta la presente fecha, a pesar de que el Acuerdo de Ginebra que nuestra República acordó el 17 de febrero 1966 con el Reino Unido e Irlanda del Norte, y registrado ante la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas bajo el Nº I-8192; anuló en su totalidad el Laudo de París de 1899, convocando la creación de una Comisión Mixta integrada por representantes de Venezuela y Guayana Británica para la solución del diferendo.

Ahora bien, hay que reconocerle a la República Cooperativa de Guyana solo 20.000 millas cuadradas que equivalen a 37.000 kilómetros cuadrados al este del Río Esequibo, que fue lo que realmente le compró el Reino Unido al imperio holandés en el año 1814, quedando para Venezuela todo el territorio del Esequibo. Y, sobre todo, hay que concienciar a nuestra población a través de una campaña pública contundente, su identificación con nuestro territorio en reclamación, haciendo honor a la octava estrella de nuestra bandera que representa el territorio de Guayana, al cual pertenece.

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