En su primera visita a Myanmar (Birmania), la nueva enviada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para este país, Christine Schraner Burgener, ha dicho este jueves a las autoridades que resulta imprescindible tomar las medidas creíbles ante la violencia ejercida contra los rohingyas en el estado de Rajine (oeste), donde han expulsado a miles de esta minoría de sus hogares.
“En todas las discusiones, la enviada especial ha subrayado la importancia de la rendición de cuentas, lo que ella ha destacado es esencial para una verdadera reconciliación”, según el comunicado de las Naciones Unidas.
La diplomática también ha instado que se adopten “medidas creíbles de investigación” y ha precisado que el organismo internacional está dispuesto a cooperar a fin de establecer tales medidas.
Schraner Burgener ha mantenido conversaciones con la líder ‘de facto’ de Myanmar, Aung San Suu Kyi, y el jefe del Ejército birmano, el general Min Aung Hlaing, durante una visita de nueve días al país.
Después de visitar los campamentos de los desplazados rohingyas en Rajine, también ha sugerido que las autoridades celebraran reuniones públicas con las comunidades afectadas para resolver la crisis.
Myanmar, una nación con mayoría de población budista, no reconoce la ciudadanía birmana de los rohingyas, una comunidad integrada por 1,1 millones de personas. Más de 700 000 rohingyas han huido a Bangladés desde el pasado agosto cuando el Ejército reforzó sus ataques contra esta población y quemó cientos de viviendas y aldeas enteras de los musulmanes en el estado de Rajine.
Las Naciones Unidas considera una «limpieza étnica» el trato que Myanmar brinda a los rohingyas y denuncia la violencia ejercida por las Fuerzas Armadas birmanas en su contra.