Por Freddy Fernández|Otra oportunidad para la paz (Opinión)

La última vez que vi a José Antequera todavía no tenía la responsabilidad de ser vocero de la Unión Patriótica. Era el secretario general de la JUCO, la juventud comunista de Colombia.

Nos vimos en medio de una tonta polémica con unos compañeros cubanos. La discusión estaba centrada en si el concepto de “salsa” en la música realmente recogía un nuevo género o sí, como sostenían los cubanos, servía para no reconocer al “son”, que tenía toda la fuerza y la tradición de la isla antillana.

Nos reímos, polemizamos como si estuviésemos definiendo una categoría socio-cultural de primerísima importancia y después nos fuimos los dos hasta casi terminar la madrugada en medio del invierno de Hungría, comentando las novelas de Milan Kundera y realizando el “balance” de humor de la discusión con los cubanos.

Pepín, como llamaban sus más cercanos compañeros y amigos a Antequera, era propietario de una alegría, una claridad y una cultura que contrastaban con sus pocos años.

“Hermano, tienes que ir a Colombia -me dijo en la despedida-. Te voy a llevar a un bailadero de salsa bien bacano”.

Estábamos golpeados, confundidos, tratando de entender las dimensiones de la masacre del 27 y 28 de febrero de 1989 en Caracas, cuando nos enteramos también del asesinato de Antequera, perpetrado el 3 de marzo de ese mismo año.

Con pésimo humor negro, la alianza del ejército colombiano con paramilitares y narcotraficantes que cometió ese asesinato denominó toda la operación de exterminio que estaban realizando como el “baile rojo”.

Antequera fue asesinado a los 34 años, siendo vocero de la Unión Patriótica, la iniciativa de paz que llevó adelante las FARC a partir de 1985 y que le costó la vida a entre 3 mil 500 y cinco mil de sus cuadros políticos, incluyendo dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales y 11 alcaldes.

Me alegra que otra vez las FARC intenta entrar en la vida política colombiana en condiciones de legalidad. Me enorgullece el rol decisivo de Chávez y de la Revolución Bolivariana para que pudiera darse ese proceso. Ojalá que ahora sí lo logre. Ojalá que no sean las mafias, los narcos y los paracos los que impongan su orden de exterminio y tumbas.

@filoyborde