Aseguran que ha habido “inconsistencia entre la adquisición y distribución”|Trasplantados señalan una “aceleración” en la escasez de fármacos

Aunque la existencia de medicamentos para cualquier padecimiento o enfermedad es importante, porque no se sabe en qué momento pueden necesitarse, cuando se habla de escasez, quienes más preocupan –además de las niñas y los niños, así como las adultas y adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas–son las personas trasplantadas.

Refiere María Inés Fernández, directora de la Asociación de Trasplantes de Venezuela, que en el país viven más de 3 mil trasplantadas y trasplantados de hígado, riñón, corazón, pulmón y páncreas. Para no desencadenar un rechazo del órgano trasplantado y mantener su calidad de vida, estas personas requieren de un tratamiento permanente con inmunosupresores.

El Seguro Social, bajo un riguroso procedimiento, garantiza la dotación gratuita de estos medicamentos a escala nacional, para quienes lo necesiten, señala la vocera, aunque comenta que también pueden ser adquiridos en el Banco de Drogas Antineoplásicas (Badan), “pero en la práctica nadie compra esas medicinas porque son muy costosas”, asegura Fernández.

Esgrime que hay períodos en los que estas han vendido escaseando, básicamente por los “trámites de importación y los pagos en divisas que hay que hacer a los laboratorios”. Reconoce que el Seguro Social, “que siempre está pendiente de las ordenes”, al igual que los laboratorios, “no puede hacer mucho en eso porque la solución no está en sus manos”.

PROBLEMA DE VIEJA DATA

A lo largo de los años, rememora Fernández, cada vez que ha habido situaciones de crisis en el país, principalmente por motivos económicos, los medicamentos para las trasplantadas y los trasplantados suelen escasear: “Yo tengo 38 años trabajando en la Asociación de Trasplantes y recuerdo que cada vez que había políticas de cambio, viernes negro, regulaciones aduaneras, faltaban los medicamentos”.

Incluso, recuerda un episodio lamentable que se dio hace tiempo con algunos productos que contenían bicarbonato de sodio, que eran muy importantes para las personas que estaban recibiendo diálisis. “No los dejaban importar porque el bicarbonato también se utilizaba para procesar drogas dañinas”, fustigó.

En la actualidad, por disposición del Gobierno, la importación de medicinas o de la materia prima para la producción nacional, se realiza con divisas preferenciales a razón de 6,30 bolívares por dólar. Pero algunos laboratorios, acotó, alegan no haber recibido los dólares suficientes, reducción que se achaca a la baja en los precios del petróleo.

MAYOR PREVISIÓN

Por fortuna, afirma Fernández, la mayoría de los medicamentos que toman las y los trasplantados son muy específicos, pero como los médicos recetan a unos un tipo de drogas, y a otros, unas distintas, cuando cualquiera de esas medicinas escasea hay algunas que momentáneamente pueden suplirlas, y de esta manera no se interrumpe el tratamiento.

Además, señala que “hay un compañerismo enorme” entre las y los pacientes que hace que nunca nadie se quede sin tratamiento: “Cuando falta algún medicamento, inmediatamente alguien a quien le sobra un poco, o que cambió de medicina y todavía le quedaba de la antigua, la trae a la asociación”.

En tal sentido, manifiesta que en el organismo han podido hacer “con mucha satisfacción” ese servicio, “que es recibir el tratamiento, tenerlo ahí y prestarlo a quienes lo necesiten, mientras se resuelve el problema”, pero menciona que para evitar nerviosismos, “debería haber una previsión mayor, es decir, adquirir las medicinas con mucha más anticipación, para que estas angustias no se produzcan”.

OTRAS PATOLOGÍAS

A parte de las consecuencias médicas que se pueden generar al no tomar los tratamientos, sostiene que también hay que considerar la angustia que se produce tanto en el enfermo como en su familia, “solo por pensar que pueden perder sus trasplantes por una burocracia que no les permite encontrar sus medicinas”.

Otros afectados por esta situación, alega, son las y los trasplantados de córnea, y los de médula ósea y huesos, “que no usan inmunosupresores pero deben ingerir otras medicinas que de igual manera han podido faltar”. En ese sentido, se refirió a la falta de prednisona, “que utilizan muchos trasplantados y personas con otras enfermedades”, así como a los hipotensores, básicos para muchos pacientes trasplantados que necesitan controlar su tensión.

Adicionalmente, acotó, está el grupo de personas dializadas, quienes diariamente tienen que tomar muchas medicinas que para ellos son muy importantes –como los antiácidos, por ejemplo– pero que quizás para el resto de la gente no lo son. “Ellos también han sufrido estas dificultades para conseguir algunos medicamentos”, lamentó.

DISMINUCIÓN Y AUMENTO

En opinión Fernández, las y los pacientes trasplantados cuentan con una excelente atención, que es ofrecida por un personal que está muy bien formado, pero la donación de órganos por la vía de personas fallecidas ha disminuido en los últimos años debido a la “situación crítica” que han estado enfrentando muchos hospitales. “Aunque los equipos de trasplante y de diálisis son como la tacita de plata de todos los hospitales, en esos recintos hay una gran crisis”, denunció.

Insiste en que “si se está confiando en que estas personas van a recuperar la salud gracias a un trasplante, desgraciadamente alguien debe morir para donar sus órganos, pero cuando las condiciones hospitalarias en las emergencias están bastante limitadas, se está limitando también la obtención de órganos para trasplantes”.

A eso suma el hecho de que “muchos buenos médicos se han ido del país”, aunque sostiene que también es cierto que “nuevos médicos se van formando con el mayor deseo de ayudar a este grupo de personas”. No obstante, resalta que el trasplante de órganos donados por personas vivas ha aumentado considerablemente. “Gracias a las campañas, muchos familiares ya saben que no corren ningún riesgo por donar sus órganos, y además, se ha agilizado mucho el proceso de exámenes”, celebró.

LA SITUACIÓN HA EMPEORADO

Según Francisco Valencia, presidente de la asociación Amigos Trasplantados de Venezuela, “en los últimos cinco meses ha habido una aceleración con respecto a la escasez de medicamentos”, situación que a su parecer no se veía desde hace mucho tiempo y de la que no lograron escapar las y los trasplantados.

Desde hace dos años, asevera, ha habido una inconsistencia en cuanto a la adquisición y distribución de los fármacos requeridos por las y los trasplantados, pero en este último año parece que la situación ha empeorado. “En el 2013 tuvimos una situación similar, pero no tan grave como la que estamos viviendo ahora”, comparó.

Asegura que tras hacer varias investigaciones, pudieron determinar que lo que ha estado sucediendo con estas y otras medicinas, es que “las certificaciones de no producción nacional están paralizadas y esto hace que los proveedores internacionales no envíen medicamentos al país, porque obviamente existen deudas con esas empresas farmacéuticas”.

LLEGA UNO Y DESAPARECE OTRO

Las dificultades empezaron con la escasez de la prednisona, medicamento muy básico para el común de la gente, pero importante para una persona trasplantada, que se conseguía en cualquier farmacia a muy bajo costo. “Estuvimos como un mes denunciando esta situación y muchas personas se vieron en la obligación de buscarlo en consultorios veterinarios, con el temor de que pudiesen perder el órgano trasplantado”, relató Valencia.

Luego, prosigue, el Gobierno le hizo una compra a Cuba de un millón doscientas mil unidades de prednisona, lo que hizo que cesara la emergencia, pero inmediatamente se ausentó por 23 días el cellcept, medicamento que, a diferencia de la prednisona, no se consigue en cualquier farmacia y tiene un alto costo, razón por la cual es distribuido de manera gratuita por la farmacia del Seguro Social.

Menciona que nuevamente la comunidad de trasplantadas y trasplantados se activó, y logra presionar para que en el Centro de Comercio Exterior (Cencoex) atendieran a las industrias farmacéuticas, se agilizaran los procesos y trajeran el medicamento al país. “Pero esta situación se ha mantenido; cuando aparece un medicamento desaparece otro”.

DATOS DE HEMOFILIA

En este momento, esgrime Valencia, el problema con el rapamune, otro inmunosupresor que escaseó por varios días, no se ha resuelto del todo, porque aunque trajeron varias dosis, su distribución se ha hecho de forma racionada. “Se está entregando tratamiento para 10 días, y no para 30 días, que es lo que normalmente se requiere”, fustigó.

Aunado a eso, adiciona una preocupación adicional con este medicamento: “Como están dando el tratamiento para 10 días, tuvieron que violentar estos frascos, que vienen sellados y envasados bajo condiciones especiales,  y las pastillas las están distribuyendo en bolsas plásticas, cosa que rechazamos, porque las personas trasplantadas están expuestas cualquier infección o virus, y una bolsita tipo ziploc no garantiza el hermetismo necesario para que no pueda entrar una bacteria”.

Valencia comentó que desde la asociación consultaron a los representantes del laboratorio fabricante de esta molécula, quienes les han dicho que estos medicamentos “deben permanecer en frascos con ciertas especificaciones” para poder conservar su pureza.

PACIENTES ONCOLÓGICOS

A mediados del mes de agosto, varios medios de comunicación reseñaron que las y los pacientes oncológicos también corrían un alto riesgo por la escasez de insumos, deficiencias en los servicios hospitalarios y falta de medicinas, pero el viceministro de Hospitales, Francisco Hernández, informó que este viernes reiniciaría el funcionamiento de la unidad de mezcla de quimioterapia del Hospital Luis Razetti, uno de los principales encargados de ofrecer atención especializada en Caracas.

De acuerdo con lo expresado desde la Maternidad Concepción Palacios, durante la reinauguración de áreas recuperadas a través del Plan de Humanización de Hospitales, Hernández aseguró que la semana entrante, las y los pacientes oncológicos estarían nuevamente recibiendo tratamiento de quimioterapia en ese nosocomio.

Recordó que los inconvenientes presentados en este hospital obedecieron a actos de vandalismo cometidos por personas inescrupulosas, no solo en la unidad de mezcla, sino en otras áreas que son prioritarias para el funcionamiento del hospital. “Ahí se robaron los compresores de los aires acondicionados y las tuberías de cobre”, recordó.

Frente a este escenario, subrayó que ya manejan un plan de seguridad para frenar este tipo de situaciones. “Estamos trabajando con el tema de la seguridad interna de cada centro hospitalario, hemos sostenido conversaciones con el Centro Cima Ben 911 y hemos hecho un convenio con China, a los fines de poder instalar en cada centro hospitalario un sistema de alarma que nos permita tener comunicación directa con los centros de seguridad del país”, detalló.

DATOS DE HEMOFILIA

Los inconvenientes que se presentaron recientemente con los medicamentos utilizados para tratar la hemofilia respondieron a algunas incongruencias que se presentaron con los datos requeridos para el suministro de los mismos, explicó Antonia Luque, coordinadora general de la Asociación Venezolana para la Hemofilia.

“Tuvimos problemas para adaptar el tratamiento a nivel nacional, ya que había una diferencia entre la data que maneja el Seguro Social y lo que nosotros tenemos registrada, pero eso se fue solventando, ya han empezado a enviarlo a diferentes partes del país y se restituyó la profilaxis”, expresó.

Señala que han sostenido varios encuentros con el presidente del IVSS, Carlos Rontondaro, quien les ha dicho que los tratamientos no van a faltar. Pero Luque asegura que los factores de coagulación, que son adquiridos y distribuidos por el Seguro Social, no vinieron en el lote de medicamentos que, de acuerdo con anuncio hecho por el viceministro de Insumos, Henry Hernández, ingresaron recientemente al país.

Otra situación que le preocupa es que a nivel de los diferentes bancos de sangre públicos y privados están faltando los reactivos para los exámenes de sangre y despistajes que deben realizarse constantemente las personas con hemofilia y otras coagulopatías quienes, de acuerdo con las cifras que manejan en la asociación, suman un total de 4.289.

NO ES LA PRIMERA VEZ

Refiere la coordinadora de la Asociación Venezolana para la Hemofilia que no es la primera vez que se presenta una situación de dificultad con el tratamiento requerido para esta enfermedad. “Ha habido problemas en distintas oportunidades, más que todo por el tema de los dólares”, describió.

Desde el 2002 ‒reseñó Luque‒ hubo un suministro constante de medicamentos, “pero a partir del año 2013 empezaron a presentarse fallas en la adquisición y entrega de los medicamentos”.

La falta de tratamiento –esgrime– generaría consecuencias graves para las y los pacientes con hemofilia: “La generación que creció con ese tratamiento ha llevado una vida normal, pero si suspenden la profilaxis pueden quedar como la generación anterior, que tenía lesiones irreversibles en sus articulaciones y limitaciones para caminar y estirar los brazos, y eso es lo que tenemos que evitar”.

Por otra parte, mencionó que las personas con este padecimiento cuentan con 23 centros de atención y una red de médicos hematólogos en todo el sistema público de salud, quienes a su parecer, “están sumamente preparados” y gozan de prestigio tanto nacional como internacional. No obstante, le preocupa la creciente ausencia de otro tipo de especialistas como traumatólogos, cirujanos y psicólogos, “que se han ido del país”.

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T/ Héctor Escalante
F/ Héctor Lozano